La visita del Espanyol a Riazor no podía calificarse de otra manera que no fuese de final. Apurado hasta el extremo, el cuadro coruñés necesitaba sumar los tres puntos ante un rival que tampoco transmitía buenas sensaciones pero sí manejaba un colchón de puntos interesante sobre los puestos de descenso y por ende respecto al Deportivo. 90 minutos después, el resultado final (0-0) a la postre supo muy amargo.
El choque arrancó con dominio posicional visitante. Los hombres de Quique Sánchez Flores tocaron con comodidad en medio campo, llevando el balón a banda sin que Piatti ni Granero consiguiesen sacar demasiada ventaja en sus duelos individuales frente a Luisinho y Juanfran Moreno. Por contra, el conjunto coruñés volvió a buscar a Andone en largo como única solución ofensiva. Los golpeos desde los centrales y laterales hacia el delantero rumano se han convertido en una constante desde que Seedorf se hizo cargo del primer equipo.
Andone, de nuevo, se convertiría en protagonista desafortunado en el minuto 17 del choque al medir mal una entrada en campo rival a Víctor Sánchez que pudo acarrearle una lesión gravísima al hoy lateral derecho perico. La excesiva agresividad del atacante blanquiazul traspasó la línea de la violencia en un incidente que bien pudo haberle costado la cartulina roja al 'pichichi' del Deportivo.
Dépor y Espanyol jugaron a aprovechar los errores del rival
Una de las mejores oportunidades para los herculinos llegaría a la media hora de juego, cuando un zapatazo de Fede Cartabia impactó en la madera. Carlos Sánchez, pretendido por el Dépor en el mercado de invierno, perdió la pelota de manera incomprensible cuando su equipo trataba de adelantar la línea defensiva y los hombres de ataque locales lo castigaron de inmediato. Lucas combinó con Cartabia y, acto seguido, el zurdazo del extremo blanquiazul fue repelido por el poste izquierdo de la portería defendida por Diego López.
Minutos después, Andone disfrutaría de una nueva y buena ocasión. Pedro Mosquera colocó un pase preciso a la espalda de los centrales desde unos 40 metros y el rumano rompió en velocidad hasta rematar con su pierna izquierda buscando el palo largo de la meta catalana. El golpeo mordido del rumano se escapó desviado por apenas un metro. Sin más situaciones claras se llegaría al descanso.
El segundo tiempo se inició con un Dépor más proactivo en la toma de decisiones. Schär ganó peso en la construcción y el equipo quiso estirarse en campo contrario, pero tampoco arriesgó en exceso. La propuesta de Seedorf no varía en ninguna circunstancia: el equipo intenta ser agresivo y ordenado, busca no cometer errores y apenas combina por dentro. Sufre menos atrás, algo que a buen seguro aumentará la confianza de los futbolistas, aunque de poco vale si no logran poner en peligro al contrario cuando sumar de tres en tres es una necesidad.
Las cosas parecieron ponerse de cara cuando Granero derribó a Lucas dentro del área y el colegiado señaló penalti. El '7' herculino asumió la responsabilidad de abrir la lata en una situación límite... y su golpeo con la zurda se topó con Diego López. El guardameta gallego adivinó la dirección del lanzamiento para desazón de jugadores, técnicos y afición.
Por si el daño causado fuera poco, instantes después Andone estrellaría otro balón en la madera tras rematar con la cabeza un perfecto envío de Çolak al corazón del área. Dos palos y una gran mano de Diego López mandan de nuevo a la lona a un Deportivo que esta vez mereció más pero no consiguió transformar en tantos las ocasiones generadas.
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