Dícese de la 'longa noite de pedra' aquella etapa oscura para el Deportivo, comprendida entre 1973 y 1991, en la que el conjunto blanquiazul deambuló por el fútbol español con pena, incluidos tortuosos senderos por la Segunda División B. El 'infrafútbol' de las zonas bajas de la quiniela, del poco protagonismo en la prensa, con escasa o nula presencia en televisión y sustentado por una masa social de 5.000 valientes socios: los únicos espectadores de un Riazor apagado.
Aun así, todavía en la gestación de lo que más tarde se conocería como el Súper Dépor, una fotografía de un exitoso grupo de mediados de los '80 desata una bonita historia. En blanco negro, los cuatro componentes de The Housemartins posan con aparente alegría para una imagen que ilustraría uno de sus posteriores trabajos. En ella, el vocalista del grupo de indie rock formado en 1983, Paul Heaton, lleva un pin del Dépor.
Fruto de la instantánea se desata la leyenda, ¿cómo llegó a parar ese souvenir a la solapa de uno de los grandes artista de la época? Hablamos de un período histórico diferente al actual, cuando la pelota tomaba aún distancia con el fenómeno de la globalización; el relato más extendido sitúa a un joven delantero inglés nacido en Ipswich como epicentro del choque entre dos mundos: el fútbol y la música.
Se trata de Brian Loui Donowa, un velocísimo delantero que llega a Coruña tras haber ganado la League Cup, descender a Segunda con el Norwich -que lo fichó con 16 años- y un efímero paso en forma de cesión por el Stoke City. Tiene 21 años cuando debuta con el Deportivo el 2 de marzo de 1986, esa tarde juega 26 minutos. Sobresaliente con espacios, de zancada larga y buena coordinación, el futbolista británico haría su primer tanto en la goleada por 4-0 al Athletic B, dos semanas después.
El jugador llega cedido hasta final de temporada, motivado por un partidillo de prueba y unas declaraciones que evidencian su carácter indomable: "Me veo superior a mis compañeros". Se hace rápidamente con la titularidad, gusta a Aranguren y a la afición, y acaba renovando pese a la oportunidad perdida del equipo de ascender a Primera División tras caer derrotados por 1-0 ante el Real Oviedo.
Se marcha de vacaciones, tiene una niña y el Dépor cambia de entrenador. A Eusebio Ríos también le entra por los ojos, pero no así a Arsenio Iglesias, que vuelve a Riazor en los prolegómenos del Súper Dépor. Donowa mete nueve goles en la 1986/87 y en la 1987/88, pero la no consecución del objetivo del ascenso le sitúa en el foco de las dianas de la prensa, que le acusa de tensar la situación para marcharse al Lleida.
Arsenio Iglesias y el propio Donowa se distancian, propiciando la salida del punta en enero sin haber anotado un solo gol en la temporada 1988/89. Su carrera continuó, primero, en Holanda, donde ayudó a salvar al Willen II del abismo, para terminar jugando en diferentes categorías por Inglaterra, a excepción de un breve paso por Escocia y Finlandia.
Inglaterra como campamento base, el gusto por el fútbol y la contracultura y la sensación de abanderar un estilo 'indie'; es ahí donde coinciden la carrera de Donowa y el pin de Paul Heaton, natural de Sheffield. No obstante, entre ambas ciudades -Norwich e Ipswich- hay más de tres horas de trayecto en coche, ¿Cómo de posible sería que se encontraran?
La foto, datada en 1987, cumple con la trayectoria de Donowa, pero no así la ley de la probabilidad, al no haber constancia de una amistad entre ambos. Cuatro años antes, en el verano de 1983, alguien creyó distinguir a Paul Heaton en Santiago. Un lugar en el que, un obseso del fútbol como él, pudo paliar su ansiedad por la pelota con la compra de un pin en cualquier tienda de la capital gallega.
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