Hoy hace 29 años que A Coruña estaba de fiesta. Era un día de resaca porque el 9 de junio de 1991 el Deportivo conseguía uno de los ascensos más ansiados de su historia. La plaza de María Pita recibía a los jugadores y Lendoiro cantaba en el balcón: "Barça, Madrid, ya estamos aquí". Tras 18 temporadas de frustraciones, decepciones y lágrimas el equipo herculino volvía a Primera División tras vencer ante el Murcia en Riazor (2-0)
Atrás quedaban los descensos a Tercera y Segunda B. La derrota cuando bastaba un empate ante el Rayo en 1983. El atraco en el Tartiere a los ‘niños del ascenso’ en 1986. El maldito playoff, con el penalti de Alvelo, en 1987. Y la promoción con el Tenerife, doce meses antes de ‘queimar o meigallo’.
En aquella final, Riazor recibía a un Murcia al que le bastaba un empate para subir y mandar al Dépor a la promoción. A los coruñeses solo les valía la victoria. Arsenio eligió el siguiente once: Yosu; Albístegui, Djukic, Martín Lasarte, Sabin Bilbao; Gil, José Ramón, Aspiazu, Fran; Villa y Stojadinovic. Felipe Mesones, técnico murcianista, apuesta por ‘Tubo’ Fernández; Núñez, Manolo, Paco Sánchez, Juanjo; Ricardo, Correa, Eraña, Juanito; Comas y Aquino.
A los tres minutos, un incendio en la cubierta de Preferencia obligó a detener el encuentro. Los aficionados invadieron el terreno de juego huyendo de las llamas. “Siempre tiene que pasar algo cuando nos jugamos algo, me cago en la leche”, manifestaba Arsenio a los micrófonos de TVG. La dirección del viento y la rápida intervención de los bomberos evitaron una tragedia en Riazor. Solo unos pocos aficionados sufrieron percances leves. El partido quedó detenido durante 48 minutos.
Tras la anulación a un gol de Sabin Bilbao fueron dos tantos de Stojanov los que otorgaron la victoria al Deportivo. El primero en el minuto 54 y el segundo en el minuto 76. La plaza de Cuatro Caminos se tiñió de blanquiazul y tal día como hoy pero en 1991 la Plaza de María Pita se abarrota por completo de deportivistas para aclamar a sus héroes. Desde el balcón del consistorio, Lendoiro entona un cántico que parece exagerado, aunque finalmente es premonitorio. “Barça, Madrid: ya estamos aquí”.