La niebla que visitó Riazor esta noche no empañó el sentimiento de una hinchada que demostró una vez más el amor a su equipo. Y este caso, al futuro de un club que puede presumir de contar con una gran afición. Ni más ni menos que 20.115 gargantas rugieron desde la grada si cesar. Y sobre el césped, allí estaban, los pupilos de Manuel Pablo derrochando energía y vitalidad. "Sí que os merecéis esta camiseta" fue uno de los cánticos más repetidos desde la grada herculina. Sin duda, se la merecen, a pesar de no haber podido superar la eliminatoria en la tanda de penaltis y de jugar con diez durante la mayor parte del partido.
Con el aliento de la grada, los coruñeses empezaron presionando. David Mella ponía el peligro por la izquierda y cuando todavía no se habían cumplido ni los cinco primeros minutos de juego, Nájera ya batió a Ihnatenko. Riazor explotó. Los visitantes no se amilanaban e intentaron sorprender a Brais con un fuerte disparo que envió a córner el meta local. Y, precisamente, de ese saque de esquina llegó el gol del empate. Parecía en fuera de juego pero no lo apreció así el colegiado Antonio Nobre y el tanto subió al marcador. Seis minutos y dos goles. Partido vibrante y qué comienzo tan trepidante.
Peke y Noel regateaban y el de Silleda a punto estuvo de marcar el segundo en el 17'. El balón se marchó fuera por muy poco. Qué ritmo. El equipo de Manuel Pablo demostraba sin pudor su superioridad técnica mientras los visitantes intentaban aprovechar la potencia y la velocidad de Diallo. Juan Rodríguez tenía trabajo. Frenar a Popov tampoco era fácil.
Pero eran tantas las ganas y las ansias deportivistas que ni tan siquiera dejaban sacar de puerta con tranquilidad al portero del Dinamo de Kiev. Rubén López echó mano de la picardía a pesar de su juventud y marcó el segundo. Corría el minuto 26' y el Dépor se volvía a poner por delante.
Diez minutos más tarde, el Deportivo sufrió un golpe inesperado fruto de la inocencia. Una entrada por detrás del propio Rubén López supuso su segunda tarjeta amarilla y el futbolista de Silleda fue expulsado. Una lástima. El equipo de Manuel Pablo se quedaba con diez y quedaba aún mucho partido por delante. Eso sí, los blanquiazules siguieron atacando. Noel se mostraba incansable mientras los visitantes trataban de cansar a la defensa herculina. No lo consiguieron y se llegó al descanso con triunfo local.
A pesar de estar en inferioridad númerica, el Dépor también reanudó apretando el segundo tiempo. De nuevo Mella sacaba a relucir su peligro y Yeremay bailaba. Y, mientras, Riazor cantaba. Lo importante era disfrutar de una buena noche de fútbol los coruñeses no se rendían. Y cuando los ucranianos lograban escaparse, allí estaba Brais Suárez para detener el peligro bajo palos. Sin embargo, poco pudo hacer cuando los visitantes lo intentaron con un zarpazo desde fuera del área en el 74' de su capitán, Oleksandr Yatsyk. Bastante habían aguantado ya, jugando bien y con uno menos.
Pero la resistencia y el poderío blanquiazul llegaron hasta el pitido final. Los ucranianos no fueron capaces de batirlos en los noventa minutos y la eliminatoria se jugó en la lotería de los penaltis. El boleto ganador le tocó a los visitantes pero tras lo visto en Riazor seguro que quedan muchos partidos mágicos y grandes noches de fútbol porque en el Dépor hay futuro.