El Deportivo de la Coruña dio un paso de gigante hacia el ascenso, que era el gran objetivo que se habían marcado a principio de temporada. Porque en el partido de semifinales correspondiente al ‘play off’ no solo vencieron, sino que masacraron a su rival, el Linares, con un marcador de cuatro a cero al término de los 90 minutos. Eran favoritos para la victoria, y lo demostraron con una actuación sublime, siendo muy superiores, y dejando grandes sensaciones.
Ahora toca pensar en la final, en la que se verán las caras con el Albacete Balompié, que consiguió superar al Rayo Majadahonda. Un choque que, a priori, será mucho más duro, pues enfrente tendrán a un rival que durante muchas jornadas llegó a ser líder de su grupo en Primera RFEF. Aún así, la euforia en estos momentos es máxima, y parten con ventaja, ya que volverán a tener el apoyo de su afición, y jugarán nuevamente en Riazor.
Aún y así, Borja Jiménez Sáez no quiere despistes ni relajaciones. Es el primero que se encuentra muy satisfecho con la actuación de sus jugadores, y que es consciente de que tienen en la palma de mano el regreso a La Liga SmartBank. Hay que recordar que les basta simplemente con no perder el choque, pues el empate les serviría al finalizar la prórroga para ser nuevo equipo de Segunda División. Pero pide cabeza, pues todavía no han conseguido nada.
El ex entrenador del Mirandés confía en que sus jugadores salgan a dejarse la piel, y el Depor luchará por la victoria desde el minuto uno. No quieren jugar a especular con el resultado, ni saldrán a la defensiva. Ahora mismo tienen la moral por las nubes, pero ese debe de ser un factor que utilicen a su favor, y que no les juegue en contra. Porque, en ocasiones, puede llegar a ser muy peligroso, debido a la relajación y al conformismo.
El sábado a las seis de la tarde sonará el pitido inicial, y esperan que cuando vuelva a escucharse ya puedan celebrar por las calles el ascenso. Hasta que eso no suceda, Borja Jiménez no quiere oír hablar de las celebraciones. En su cabeza solamente está la preparación para el último partido del curso, que será contra los manchegos, a los que dirige un viejo conocido de la afición coruñesa: Rubén de la Barrera.