Óscar Cano encuentra la tecla: las primeras luces del Deportivo en el túnel del ascenso

El Deportivo no pudo pasar del empate el pasado fin de semana ante la Cultural Leonesa. Sin embargo, fueron muchas las ocasiones de peligro que generó el conjunto dirigido por Óscar Cano. Tras 45 minutos soberbios, y una segunda mitad marcada por el shock de los dos tantos, el equipo consiguió reponerse para unos minutos finales que, aunque no sirvieron para hacer justicia, sí lo hicieron para empatar una contienda demasiado desfavorable. Los herculinos no pudieron vencer, pero algunas de las teclas tocadas por el técnico nazarí indican el camino a seguir de cara al futuro. El ascenso pasa por dar continuidad al primer tiempo y acallar los fantasmas del área propia.

Ni la garúa incesante ni la primera tarde de verdadero frío coruñés hacían presagiar lo que se acabaría viendo sobre el verde. Una escena repetida una y mil veces para recordar al mundo lo terrenal que es el Deportivo y lo inconscientes que eran aquellos que decían "un paso atrás para dar dos al frente". La Primera Federación, otrora Segunda 'B', es más un pozo sin escalera de retorno que un trampolín mágico hacia la élite. Y para sortearlo, uno debe aprender a correr en pendiente, remar a contracorriente y pedalear sin frenos.

El Deportivo firmó sus mejores 45 minutos del curso

Este 'nuevo' Dépor con muchas cosas de su predecesor conoce ya algunos de esos pasos. Por primera vez en lo que va de temporada, el conjunto blanquiazul mandó y supo mandar durante un tiempo completo, interrumpido, sin medias tintas ni despistes. Fueron 45 minutos de buen juego en el barro, de pases al ritmo debido, de reinicios desde la defensa y un equipo que se encontraba cómodo con Isi Gómez y Roberto Olabe en la base. Formando un 2+2 organizativo que en ocasiones era un 3+1 cuando uno de los dos centrocampistas se incrustaba en la línea defensiva para dar vuelo a los laterales (en especial, Isi por izquierda para que Carnero, por primera vez en la temporada, fuera Carnero).

En la asimetría del 4-3-3 en la que Rubén Díez, menos cercano a la primera línea pero también hundido para girar, conseguía combinar por dentro con un Mario Soriano que es más '10' que de carriles. Y, cuando El Joker pisa esas zonas intermedias, saca a relucir su último pase, sus mejores trucos, sus fintas y dejadas. Aunque la suerte no acompañe. Aunque Svensson, esta vez, no estuviese entonado de cara a portería o el palo impidiese a Mario encontrar ese tanto que tanto se le resiste.

Isi Gómez, la tecla para activar el perfil zurdo

Uno de los debes del Deportivo con Óscar Cano -y que Borja Jiménez solventó a través de Víctor Narro- era la falta de profundidad por la banda izquierda. El abulense se aprovechó de las molestias de Carnero para dar entrada al excanterano del Valladolid, un pajarito con pulmones de acero que subía y bajaba la banda.

Con la llegada del nazarí, este apostó de nuevo por un recuperado -físicamente- Raúl Carnero, al que no hemos visto todavía rendir a su mejor nivel. Si la semana pasada hablábamos del paso al frente que le exigía el técnico, este domingo lo pudimos ver. Sobre todo en el primer tiempo, con el partido dominado y las pilas todavía cargadas. Antoñito, como siempre, llegaba repetidamente por derecha, pero esta vez Carnero hacía lo propio por la izquierda, aprovechando el espacio generado por Mario Soriano.

El lateral no se ha estado proyectando tanto en ataque porque, en parte, eso significaba descuidar la espalda. Esta vez, con Isi Gómez acercándose a recibir lateralizando por el perfil zurdo de Jaime. Esa zona quedaba ocupada y Carnero podía obtener el vuelo que hasta el momento le faltaba. Ganar línea de fondo y sacar a pasear su excelente golpeo de zurda, que debe ser diferencial esta temporada.

Algo que va más allá de la propia participación del jugador, y es que para una mejor ocupación espacial del campo, protegerse con balón o abrir al rival, es fundamental que ambos costados queden cubiertos.

El Deportivo debe mejorar sin balón

Si bien el Dépor dejó una primera parte muy buena, la segunda dejó claros algunos errores ya conocidos de un Deportivo que debe mejorar sin balón. Más allá de la defensa de área, el primer gol, en el que la lupa vuelve a apuntar a Lapeña por el despeje, el propio zaguero reclamó más atención en la línea de medios para llegar a los balones sueltos. Su despeje, forzado, fue al medio, pero ahí un rival pudo recibir y rematar con comodidad. Las segundas jugadas son un debe del Deportivo.

Y, la acción del segundo gol, eso sí, fue una buena acción individual impulsada por un resbalón. Si bien es cierto que el Dépor queda expuesto en la transición, Isi llega bien a la ayuda. Luego, claro, se resbala. Pero incluso ahí parecía que Jaime alcanzaba a hacer la cobertura, aunque el de Chiclana dejó demasiado espacio al rematador, que se la acomodó con facilidad.

Óscar Cano ha encontrado el camino a seguir. Y, aunque todavía hay mucho margen de mejora, el empate ante la Cultural se debe comprender más allá del resultado. Un mal resultado para un muy buen partido que marca la tónica a seguir del equipo: valentía, ritmo, dominio, control, llegada por ambos costados, apariciones por dentro, y mucho remate (11 a portería, el partido que más esta temporada).