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Jorge Andrade y su famosa expulsión por una patadita a Deco: "Más joven, le hubiera pegado una hostia al árbitro"

Jorge Andrade en su etapa en el Dépor (Foto: Cordon Press).
Redactor de Ediciones de ElDesmarque

Quizás no brillaba tanto como Valerón o Djalminha, pero uno de los jugadores que se encargó de echar el cerrojo en el Euro Dépor fue Jorge Andrade. En sus cinco años en A Coruña se convirtió en uno de los mejores centrales de LALIGA y de Europa, participando en hazañas históricas como el rememorado 4-0 al Milán y las semifinales de Champions frente al Oporto de José Mourinho que acabó proclamándose campeón de Europa.

En esa eliminatoria fue protagonista de una de las acciones más recordadas y lamentadas por el deportivismo: su expulsión por una 'patadita' amistosa a Deco. En una entrevista en el podcast El Bigote de Abadía el excentral rememora esta acción con mucho sentido del humor.

"Si hubiera sido más joven, le hubiera pegado una hostia al árbitro. Pero la culpa es mía, porque no tenía por qué saber que era mi amigo. Estaba hablando con él como si fuera un entrenamiento. Le dije que se dejara de tonterías y se levantara, que no era ni falta. Pero el árbitro vino con la roja y me echó. Encima soy daltónico y no sabía con qué tarjeta venía", asegura, entre risas.

Para más inri, Andrade se reencontró con el colegiado, Markus Merk, en la final de la Eurocopa que Portugal perdió contra Grecia. "Cuando acabó el partido, le cambié la camiseta para que se quedara con el recuerdo del tío al que echó en unas semifinales de Champions y le dejó sin ganar una Eurocopa", admite.

Jorge Andrade en su etapa en el Dépor (Foto: Cordon Press).

Las plantillas del Euro Dépor y las acusaciones de Pirlo

Andrade sale al paso también de las acusaciones que Andrea Pirlo publicó en su libro, dando a entender que aquél equipo se dopaba:"Solo tomábamos agua y vino. Perdieron contra un equipo que toma vino, como cualquier persona que sale a comer. Fue un partido perfecto, y más aún con el gol de Fran, el 4-0", asegura.

Pese a que llegara del Oporto, Andrade tuvo que hacerse un hueco en su primer año en el Dépor en una pretemporada que califica como "salvaje" por la calidad de los jugadores que había en la plantilla y buscaban hacerse un hueco.

"Estábamos 35 jugadores peleando por el puesto, pero sabíamos que Irureta era un hombre de ideas fijas, un poco cabezón, y que el primer once que sacara no se iba a mover mucho. Y mis entrenamientos eran terribles, pegaba patadas y hostias a todo dios. Me acuerdo que, en un partido, a un chico del Villalbés le pegué una patada que dio dos vueltas en el aire", rememora.

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