Desde antes de su estreno con victoria 1-0 frente a Turquía, algunos miembros de la selección croata avisaron de que su equipo tiene que funcionar como un grupo para llegar lejos en la Eurocopa de Francia. Como un "mantra", día a día, han ido recurriendo al mismo discurso. Y parece que funciona.
Es cierto que Croacia tiene a un puñado de jugadores con una calidad indiscutible. Recitar alguno de sus nombres puede dar algún susto a sus rivales: Luka Modric, del Real Madrid; Ivan Rakitic, del Barcelona; Mario Mandzukic, del Juventus; o Ivan Perisic, del Inter de Milán, son solo algunos ejemplos del poder individual de los balcánicos.
Sin embargo, en Croacia no quieren saber nada de eso. Las frases a lo largo de la última semana han sido contundentes. Jugador a jugador, según han ido desfilando por las ruedas de prensa diarias, han hablado del "partido a partido" y de la unión que tiene que tener todo el equipo croata sobre el césped
"Sabemos qué clase de jugadores tenemos, pero no significa nada si no se transfiere al campo. Debemos ser como un equipo", avisó Mandzukic.
"Tenemos fuerza y calidad, pero en primer lugar tenemos que poner al equipo, ya que es la única manera de conseguir grandes resultados", apuntó Domagoj Vida. "Yo creo en el equipo, en todos nosotros, vamos a ir paso a paso", añadió Darijo Srna.
Después de ganar a Turquía, nada ha cambiado. Por Deauville, en Normandía, donde se concentra la selección croata, se afanan en mantener el mismo discurso. Y es que, históricamente los equipos balcánicos han estado formados por un buen ramillete de figuras que rara vez han llegado lejos en las grandes competiciones.
Pero esa unión en el campo la extienden lejos de él. Su entrenador, Ante Cacic, intenta que todos se encuentren como en casa sin importar la edad de un grupo en el que hay mezcla de veteranía con juventud.
"Puedo decir el buen ambiente prevalece, hay conexión entre jóvenes y mayores y todos estamos juntos y unidos por un buen motivo. Nos reunimos desde el desayuno hasta la cena y la simbiosis se puede ver en césped", afirmó este martes el delantero del Hoffenheim Andrej Kamaric en rueda de prensa.
Davor Suker, uno de los mitos de la selección croata y referente del equipo que quedó tercero en el Mundial de Francia 1998, también pone freno a la euforia. Ahora, 18 años después de aquel torneo en el que triunfó, es presidente de la Federación Croata de Fútbol y, desde los despachos, espera llegar lejos en la Eurocopa. Eso sí, con prudencia.
"No hemos conseguido nada, hay que ir partido a partido. Creo que tenemos calidad suficiente y hay que disfrutar de todo. De momento, hemos recibido felicitaciones de todo el mundo, pero no hemos hecho nada", aseguró el ex jugador del Real Madrid.
Mientras Croacia hace un llamamiento tribal de puertas hacia dentro, fuera emerge la figura de Luka Modric. Su golazo ante Turquía centró casi todos los focos en su figura. Fue el máximo protagonista de un encuentro en el que los croatas jugaron a un gran nivel.
Los hombres de Ante Cacic saludan con alegría el triunfo de su estrella. Pero, por dentro, sólo piensan en el espíritu global de un equipo que no quiere confiarse para llegar lejos en la Eurocopa. Croacia, sin duda, huye de los individualismos como fórmula para alcanzar el éxito.