Arnór Gudjohnsen no pudo participar en ningún gran campeonato internacional con Islandia. Entre 1978 y 2001, a lo largo de más de 20 años, acumuló 73 partidos internacionales en los que marcó 14 goles. No fueron suficientes para colocar a su país en un gran torneo, pero, en ese tiempo, "fabricó" al mejor jugador que nunca ha dado Islandia.
No es otro que Eidur Gudjohnsen, máximo goleador de la historia de su país con 24 goles en 78 partidos y repescado con 37 años a última hora para jugar la Eurocopa. Será un buen premio para un gran futbolista que nunca hizo algo grande con su selección y que podrá disfrutar en Francia de una experiencia inédita junto a sus compañeros.
Islandia debe a Arnór Gudjohnsen haber podido disfrutar de un jugador de la talla de Eidur. Su padre le inculcó el gusto por el fútbol y desde muy pequeño absorbió todas las enseñanzas de su progenitor.
Arnór no era un cualquiera en el fútbol islandés. Formó parte del Anderlecht de principios de los años 80 y, junto a Enzo Scifo, el español Juan Lozano o el danés Morten Olsen, fue subcampeón de la Copa de la UEFA de 1984, llegó a las semifinales de la Copa de Europa de 1985 y a la final de la Recopa de 1989.
Fue un jugador destacado de la época dorada del Anderlecht y, después de pasar casi toda la década de los años 80 en el club belga, se marchó al Olympique de Marsella un par de años antes de coleccionar clubes como Häcken, Orebro, Valur y Stjarnan, donde finalmente se retiró en 2001.
Pero antes de decir adiós, vivió un momento emocionante. El 24 de abril de 1996, durante un Estonia-Islandia, Gudjohnsen hijo debutó con su país.
Eidur, con 17 años, saltó al césped y sustituyó a su padre, que tenía 34 años. Los dos querían coincidir sobre el campo, pero no pudo ser. Una lesión en la clavícula obligó a Arnór a salir del campo. Por lo menos tuvo el consuelo de darle la alternativa a su hijo, una de sus mejores creaciones para Islandia.