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Hungría, de cenicienta a revelación de la Eurocopa

Marcelo Nagy /EFE

Hungría ha quedado primera en el grupo F, por delante de la favorita Portugal, en su primera clasificación para la Eurocopa en 44 años. Y los aficionados se frotan los ojos al ver la transformación de una de las cenicientas del torneo en el equipo revelación.

Varias generaciones de húngaros han crecido sin poder animar a sus colores en los torneos internacionales. El equipo reverenciado era el de los "mágicos magiares" de hace más de medio siglo, con Puskás, Kubala o Kocsis. Recuerdos en blanco y negro.
Después de la gloria de ese "equipo de oro", el fútbol húngaro se mantuvo en el escenario internacional hasta mediados de los ochenta, aunque con éxitos cada vez más escasos.
El golpe de gracia fue la derrota sufrida ante la entonces Unión Soviética por 0-6 en el Mundial de México 1986.
De aquel día aciago le costó décadas recuperarse, pese a que la federación húngara contrató a renombrados seleccionadores nacionales e internacionales, como por ejemplo al alemán Lothar Matthäus.
Los resultados no llegaban, como si Hungría sufriera una maldición.
En junio de 2015 la federación contrató al alemán Bernd Storck como seleccionador que pudo llevar a la selección a Francia, ganando dos veces en la repesca a Noruega.
En la Eurocopa Hungría se midió en el grupo F con Portugal, Austria e Islandia y los pronósticos era que los magiares, con suerte, podrían alcanzar el tercer puesto.
Pero con la primera victoria contra Austria por 2-0 los húngaros mostraron cuáles eran sus armas: intensidad, una sólida defensa, un contraataque letal y, por encima de todo, un juego colectivo en el que todos se sacrifican.
Sin grandes estrellas, la prensa húngara señala a Storck como responsable de la transformación y quien les enseñó a ser disciplinados y creen en el colectivo.
Desde la primera jornada la prensa y los aficionados se han dejado llevar por la euforia y tras el empate con Islandia, miles de húngaros bloquearon una de las avenidas principales de Budapest, para festejar ese 1-1.
Es más, las líneas aéreas registraron un importante incremento de sus ingresos en los vuelos hacia Francia y en los partidos de los magiares más de 20.000 húngaros animaron a los suyos en los estadios.
Antes del partido contra Portugal Hungría lideraba el grupo y la idea general era de que pasase lo que pasase, la selección podría pasar a los octavos como tercero.
Con el empate (3-3) Hungría hizo realidad un sueño secreto que nadie se había atrevido a pronunciar en voz alta: ser primeros de grupo.
"Esto es un sueño para mí, pero también para toda Hungría", aseguró Storck, orgulloso del equipo.
La misma avenida de Budapest quedó bloqueada de nuevo y la prensa hablaba de "fantástica hazaña" y de una merecida marcha hasta los octavos.
Ahora los húngaros aseguran que lo darán todo para superar a Bélgica en octavos, aunque ya no contarán con el efecto sorpresa que quizá pudo haberles ayudado al inicio del campeonato.
Pese a que a los aficionados al fútbol tienen problemas para pronunciar los nombres de los húngaros, poco conocidos a un nivel europeo, hay uno que sí ha ganado popularidad.
Gábor Király, el veterano guardameta de más de 40 años que juega en todos sus partidos con unos pantalones largos y grises.
Király se convirtió en el futbolista más veterano que jugó en una Eurocopa y sus equipación parecida a un pijama ha generado multitud de comentarios al estar alejada de la ropa ajustada que llevan muchos futbolistas.
Estos días de euforia nadie se sorprende al ver gente en las calles, oficinas o restaurantes con unos pantalones anchos y grises.

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