Antoine Griezmann volvió a erigirse como salvador de su selección. El delantero del Atlético de Madrid anotó los dos goles del cuadro de Deschamps y provocó la expulsión de Duffy.
La Eurocopa no empezó bien para Francia. El equipo anfitrión sufrió mucho para ganar a Rumanía en la jornada inaugural y Antoine Griezmann y Paul Pogba fueron los señalados tras ese partido que dejó muchas dudas a la afición bleu.
En la segunda jornada, Deschamps decidió tomar parte por el sector crítico de la hinchada gala y sentó a ambos en el banquillo de inicio para enfrentarse ante Albania. El cuadro de De Biasi se hizo fuerte y le aguantó el pulso a los franceses hasta la recta final del partido en la que Griezmann, que había entrado desde el banquillo, desbloqueó el marcador. Payet, ya en el descuento, haría el definitivo 2-0.
Esta vez, de nuevo en una situación adversa como ante Rumanía o Albania, Griezmann ha vuelto a ser vital para que Francia alcance los cuartos de final. El atacante colchonero anotó los dos goles que propiciaron la victoria y además provocó una expulsión, lo que hizo que las aguas bajaran más calmadas y la tensión disminuyese. Ante la República de Irlanda, Griezmann volvió a erigirse en salvador de la patria.