Tres minutos incontestables del portugués Cristiano Ronaldo, con un gol y una asistencia en el inicio del segundo tiempo, determinaron a su favor el duelo con su compañero en el Real Madrid Gareth Bale, rápido, incisivo, valiente, pero eliminado de la Eurocopa 2016 junto a Gales en las semifinales.
Cristiano, que anotó su tercer gol en esta edición del torneo, está en la final con unos cuantos récords en sus botas: uno, imponente, el del jugador con más tantos de la historia de las fases finales de la Eurocopa, con nueve, igualado con el francés Michel Platini; y otro su participación en tres finales del campeonato.
Y, medio siglo después, también repitió la marca de los rusos Viktor Ponedelnik y Valentin Ivanov en 1964. Desde entonces, ambos eran los únicos en lograr algún gol en dos semifinales de la Eurocopa. Desde este miércoles, Cristiano Ronaldo también está a su altura. Marcó este miércoles y también lo había hecho en 2004 ante Holanda.
Bale se marcha de la Eurocopa con tres goles y con sensaciones contrapuestas. A la hazaña que supone la presencia de su equipo en las semifinales en la edición de su debut en el torneo, brillante del atacante, mezcla la decepción de haber estado tan cerca de la final. No la alcanzó porque enfrente estuvo Cristiano Ronaldo, al que el atacante galés nunca le ha ganado en sus seis duelos.
Todos los focos apuntaban a ambos. Eran unas semifinales, un Portugal-Gales por un puesto en la final del próximo 10 de julio en Saint Denis, un choque entre dos equipos que hace apenas un mes, cuando comenzó la competición, ni se imaginaban entre los favoritos, pero, además, era un Cristiano Ronaldo-Gareth Bale. Un duelo enorme.
Concentración máxima de Cristiano Ronaldo mientras cantaba el himno, el saludo entre compañeros en el Real Madrid y figuras de ese encuentro y acción... Mucho interés, mucha pelea, mucha intensidad en el astro portugués de inicio, apagado por el propio juego de su equipo, por los pelotazos que sobrevolaban su cabeza sin opción.
Desesperante para el atacante portugués, que no conectó un remate hasta el minuto 44, al borde del descanso, cuando cabeceó fuera un buen centro desde la banda izquierda de Cédric. Lo único de Cristiano en el primer tiempo, más incisivo, aunque tampoco mucho más, de Bale, veloz, protagonista y ambicioso, pero inconstante.
Gales es Bale en un porcentaje altísimo. Sus compañeros le buscan siempre, él nunca se esconde, se mueve por todo el campo -en algún momento se le vio incluso bajar hasta el medio para ayudar en la salida de la pelota- y desborda. En cuatro minutos, del 18 al 22, agitó un encuentro anodino, con regates, carreras y un disparo.
Aún por debajo de las expectativas, como sus equipos, tan preocupados de conservar que apenas atacaron, terminaron los dos la embarullada primera parte. "Sin miedo a soñar", decía Bale en la víspera. No lo tuvo el atacante, pero sí lo evidenció su conjunto. Tampoco Cristiano, pero el fútbol de Portugal no da para demasiado.
Ni siquiera tal escenario frena a un futbolista con tanta voracidad como Cristiano Ronaldo, que necesitó un remate más, en un saque de esquina ensayado de su selección, para mover el marcador con el 1-0. En el minuto 50, con un buen centro de Raphael Guerreiro desde la izquierda y con un testarazo potente e incontestable suyo.
Tres después, de sus botas, de un disparo desde fuera del área, que surgió flojo, desviado, nació el 2-0 de Nani, que se cruzó en la trayectoria para anotar el segundo gol y para resolver el partido, mientras Bale lo intentó hasta el final -todas las ocasiones de su equipo fueron suyas, entre ellas un trallazo repelido con apuros por Rui Patricio- hasta que el tiempo le dejó sin opción, doblegado por tres minutos efectivos, imponentes y decisivos de Cristiano Ronaldo.