Bobby Robson un día dijo de Joao Domingos Pinto que tenía dos corazones y cuatro piernas. "Es extremadamente difícil encontrar un jugador así", añadió el técnico inglés de un jugador que no tuvo mucha suerte con Portugalm pero que triunfó en el Oporto y después dio el salto a los banquillos sin mucho éxito.
Juan José Lahuerta
La historia de la selección lusa está llena de grandes jugadores que todo el mundo recuerda. Es difícil olvidar a Eusebio, a Chalana, a Figo o, cómo no, ahora a Cristiano Ronaldo. Pero, a lo largo de los años, otros nombres menos vistosos tuvieron su cuota de protagonismo gracias a su dedicación.
Uno de ellos fue Joao Pinto, un lateral derecho infalible e incansable que durante los años 80 y principios de los 90 capitaneó a Portugal, selección con la que llegó a disputar 70 partidos internacionales, 48 de ellos como capitán.
Joao Pinto fue un jugador de club, de esos que ya hay pocos por culpa de un deporte que se ha convertido en un mercado. Nunca salió del Oporto desde que debutó en 1981 hasta que se retiró, en 1997. En esos 16 años, el lateral derecho que tanto admiró Bobby Robson, ganó de todo: 9 Ligas, 4 Copas y 9 Supercopas de Portugal y, por encima de esos trofeos, la Copa de Europa de 1987 que el Oporto ganó 2-1 al Bayern Múnich con Paulo Futre como estilete del cuadro portugués.
Después, completaría el triplete europeo con la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental. Fue todo un ídolo en el Oporto que, sin embargo, no tuvo mucha suerte con su selección. Con ella, sólo participó en dos grandes torneos, la Eurocopa de Francia 1984 y el Mundial de México 1986, aunque en este último vio todos los partidos desde el banquillo.
En Francia sí fue titular indiscutible y sólo el equipo anfitrión frenó en semifinales a un equipo que a punto estuvo de llegar hasta el duelo decisivo. Los galos, en la prórroga, ganaron 3-2 con un gol de Michel Platini que acabó con las esperanzas de Joao Pinto por hacer algo grande con su país.
Ya retirado del fútbol, Joao Pinto comenzó una carrera como técnico pero poco vistosa. Primero, estuvo al frente del equipo júnior del Oporto, al que dirigió durante siete temporadas. En el curso 2004/05, pasó a ser observador del primer equipo del Oporto y después dio el salto al cuerpo técnico de los "Dragones" como segundo entrenador hasta 2009.
Sus últimos coqueteos con un banquillo los dio en Segunda División con el Covilha y el Chaves portugueses. En la actualidad, se encuentra sin equipo y, el hombre de los "dos corazones y las cuatro piernas" intentará volver a dirigir un equipo con la fuerza y la calidad que tanto admiró Robson. Incansable, seguro que hay Joao Pinto para rato.