Gales, desde fuera vista como la selección de Gareth Bale, desde dentro como un equipo, se despidió ante Portugal con la cabeza bien alta y con la insistente comparación entre Cristiano Ronaldo y su compañero en el Real Madrid, que, según casi todo el mundo, perdió el duelo personal con el jugador luso.
Sería injusto reducir a la selección galesa a esa lucha que marcó la víspera, el durante y el post partido de la semifinal de la Eurocopa que disputaron este miércoles Portugal y Gales. Cristiano y Bale coparon casi todas las portadas cuando, en verdad, Gales es mucho más que Bale, que también fue el centro de atención de su selección a lo largo de todo el torneo.
Gales también es Chris Coleman, un entrenador hecho a sí mismo, que llegó al cargo en 2012 tras pasar sin mucho éxito por los banquillos de Fulham, Real Sociedad, Coventry City y Larissa. El técnico de Swansea ha sabido tejer un equipo alrededor de Bale. Él sólo jamás podría haber hecho nada.
Coleman exprimió a todos sus hombres al máximo, les convenció de que podían hacer algo grande después de 57 años sin que su país participara en las grandes competiciones internacionales. Y, con esa convicción, Coleman logró superar a aquella generación de 1958 que llegó a cuartos de final en el Mundial de Suecia. "No creo que mis jugadores pudieran dar más", dijo después de caer eliminado.
Razón no le faltaba. Todo lo que ha hecho Gales es digno de elogio. Casi a la altura de Islandia, que se llevará el premio al equipo revelación. Coleman, fue el director de orquesta perfecto. Sin Islandia, su selección sería, sin duda, la revelación de la Eurocopa.
Pero Gales, a parte de Coleman y Bale también es Aaron Ramsey. El medio centro ofensivo del Arsenal ha disputado un torneo increíble, digno de un jugador notable.
Su ausencia por acumulación de tarjetas en las semifinales fue un lastre demasiado duro para Gales, que echó de menos a su mejor pasador y a su mejor recuperador. Y, además, a un futbolista que también sabe marcar, como demostró ante Bélgica en cuartos. Su baja fue dura, y Coleman, lo sabía: "Siempre es difícil jugar sin él. Es importante para encontrar espacios".
Gales también fue Ashley Williams, un capitán de verdad. Un central comprometido con la causa, un agitador para sus compañeros y, además, un buen jugador que sabe sufrir. Es un defensa de los de antes, la voz de Coleman en el campo y un hombre al que no se le caen los anillos. Fue camarero, trabajó en una gasolinera y después el fútbol llamó a su puerta.
"Soy un entrenador un tanto chapado a la antigua, que cree en el liderazgo fuerte de un capitán y en ese aspecto no tengo dudas. Ashley Williams es el mejor capitán que he tenido en toda mi carrera", aseguró Coleman durante la Eurocopa. Williams, fue su hombre perfecto para su misión. Y, además, muy buen futbolista, ya de paso.
Gales también fue Joe Allen, un medio centro que muchos equipos querrían tener. Como Bale reconoció un día durante el torneo, el jugador del Liverpool fue indispensable para hacer una tarea oscura que pocos quieren hacer porque es invisible. Ese trabajo sucio, el de barrer el centro del campo y, además mover la pelota con criterio, lo hizo Joe Allen.
Gales también fue Robson Kanu, un delantero del que casi nadie sabía antes del inicio del torneo. Su aparición, la de un atacante con buena movilidad, con buen juego de espaldas y con gol en los momentos importantes (hizo dos en la Eurocopa), han revalorizado su caché. Apostó por no renovar con el Reading, llegó al torneo sin equipo y ahora podrá elegir destino. Seguro que saldrá del paro.
Pero Gales, al fin y al cabo, fue un colectivo. Por encima de todo, fue un grupo de jugadores que creyeron en sí mismos y que siempre intentaron que Bale no se convirtiera en el único referente. La palabra "equipo" se escuchó una y otra vez en casi cada rueda de prensa. Bale es la estrella, no hay duda, pero él mismo también intenta huir de ese calificativo. Sin los demás, sabe que no es nadie.
En septiembre, el conjunto británico jugará su primer partido de clasificación para el Mundial 2018. Austria, Serbia, Irlanda, Moldavia y Georgia, serán sus rivales. Cuando el balón eche a rodar, no habrá pasado mucho tiempo de la gesta de la Eurocopa, pero seguro que se arremangarán de nuevo para seguir haciendo historia. Lo harán todos, porque Gales es mucho más que Bale. Gales es un equipo, no un jugador frente a un espejo.