Antes de comenzar la fase de clasificación para la Eurocopa de Portugal 2004 pocos esperaban que Grecia obtuviera el billete directo. Menos aún, cuando se clasificó, auguraban que el conjunto que dirigía el alemán Otto Rehhagel se iba a coronar en Lisboa nuevo campeón de Europa.
Fue el título quizá más inesperado de la historia. Las tropas del 'general' Rehhagel se atrincheraron partido tras partido e, irreductibles, fueron derribando rival tras rival. Finalmente, se coronaron con el gol en la final de Angelos Charisteas ante la sorpresa de todo el mundo, principalmente de un estadio volcado con su selección.
Los Luis Figo, Cristiano Ronaldo, que aunaban dos generaciones doradas del fútbol luso, y compañía, fueron incapaces de derribar el muro que habían levantado delante de su área los helenos.
Con un estilo solidario, comandados atrás por Traianos Dellas, en el medio por Theodoros Zagorakis (elegido mejor jugador del torneo) y delante con Charisteas como estilete, habían sacado partido a su principal virtud: defender con orden y aprovechar alguna ocasión.
En su primer partido de la fase de grupos, Grecia ya había ganado a Portugal (2-1) y luego igualó con España (1-1). Pese a que perdió frente a Rusia (1-2) en Faro, salió airoso en el empate a puntos con el conjunto de Iñaki Sáez. España se tuvo que despedir de la Eurocopa, de forma dolorosa, al perder en Lisboa ante los anfitriones por 1-0.
La primera fase deparó también las tempranas eliminaciones de dos de las grandes: Italia y Alemania. Los germanos llegaban con el aval del subcampeonato mundial alcanzado dos años antes y se marcharon sin ganar si quiera partido alguno.
Francia, la defensora del título, se topó en cuartos con Grecia. Sin complejos, con una defensa a ultranza, los helenos dieron una nueva sorpresa con el gol de Charisteas en el Jose Alvalade y se plantaron en semifinales.
Portugal necesitó los penaltis ante Inglaterra tras acabar el partido con empate a dos. David Beckham falló su lanzamiento y al final Ricardo Pereira clasificó a los anfitriones.
Por la misma vía se metió Holanda ante Suecia, tras igualar a cero, y la República Checa se confirmó como el equipo que mejor fútbol estaba haciendo y destrozó a Dinamarca en Oporto por 3-0 con un doblete de Milan Baros, el máximo artillero del torneo.
Los checos, precisamente, fueron los rivales de Grecia en la semifinal del Estádio do Dragão de Oporto. De nuevo una defensa numantina y un solitario gol, esta vez de Traianos Dellas, situaron al cuadro de Rehhagel en la gran final.
Portugal, con goles de Cristiano Ronaldo y Maniche, no perdonó a Países Bajos en la otra semifinal y la fiesta continuó en el país ibérico hasta que en la final se cruzó en su camino la sorprendente Grecia para arrebatarle la gloria.
Era el momento que generaciones y generaciones de grandes futbolistas lusos habían estado esperando. Todo un país detrás, el factor campo y el fútbol de su lado. Pero al otro lado de la trinchera futbolística estaba un ejército bien pertrechado que, con su estilo y a su manera, se hizo con una victoria para muchos increíble.
Portugal (0): Ricardo Pereira; Miguel (Paulo Ferreira, m.43), Ricardo Carvalho, Jorge Andrade, Nuno Valente; Costinha (Rui Costa, m.60), Maniche, Deco, Figo, Cristiano Ronaldo; y Pauleta (Nuno Gomes, m.74).
Grecia (1): Nikopolidis; Seitaridis, Kapsis, Dellas, Fyssas; Giannakopoulos (Venetidis, m.76), Zagorakis, Basinas, Katsouranis; Vryzas (Papadopoulos, m.81) y Charisteas.
Gol: 0-1, M.57: Charisteas.
Árbitro: Markus Merk (GER). Amonestó a los locales Costinha y Nuno Valente, y a los helenos Basinas, Seitaridis, Fyssa y Papadopoulos
Incidencias: Final disputada en el estadio de La Luz de Lisboa ante 62.865 espectadores.