Como si fuesen tus familiares. Aparecen por casa cuando menos te lo esperas y, justo cuando terminas de ordenar el salón, se sientan en tu sofá para acabar convenciéndote que no tienes más remedio que agarrarte a ellos. Son los tópicos, los rivales del periodismo, los amigos de Luis Enrique.
Tópicos periodísticos. Nos enseñan en nuestro primer año que jamás acudamos a ellos, que huyamos de su utilización como de los títulos de película para nuestras crónicas, pero siempre están ahí. El recurso fácil, el titular que nos hace sonreír en nuestro interior pero fue utilizado cien veces antes. Ellos son.
Llegaron antes que todos nosotros y a la EURO 2020 no fue diferente. Antes de instalarnos en Sevilla, ellos ya habían impregnado los micrófonos de la sala de prensa, los asientos del hall de entrada y los vestuarios de Las Rozas en Madrid. Ellos siempre llegan antes, como tu primo el político a la cena de navidad. No lo intentes, estará presente y tendrá su momento de gloria.
Arrancó la primera comparecencia previa a la competición y los tópicos llevaban días rondando a España: sin experiencia no podemos aspirar al título, sin ‘9’ es imposible marcar goles, si el portero la pasa más que para, malo; un central guapo no defiende bien y este equipo no tiene líder alguno. Sonríe el tópico, nos ha vuelto a ganar.
El campamento de verano de Las Rozas abrió sus puertas. Las crónicas nos pintaron las sesiones de entrenamiento como un tour por las instalaciones: chicos de 20 y pocos pensaban defender la estrella que teníamos en el pecho que ganamos con ídolos como Casillas, Xavi o Puyol. Hasta el que escribe creía que necesitábamos a Sergio Ramos para “meter un poco de sangre al vestuario”. El típico tonto de los tópicos.
Entre globos de agua, bailes al ritmo de tubo de escape y partidas a la PS4, apareció el tópico monitor de campamento de verano: Luis Enrique, ese hombre grandullón que se presentaba ante tu inocente mirada después de intentar bromear con las chicas. ‘Eso no se hace’, nos recordaban con gesto serio.
Ese monitor tan serio, que en cada una de nuestras cabezas esbozará con una cara diferente, pasó de ser el más odiado el primer día, a ser del que nos despedíamos entre lágrimas y prometíamos que llamaríamos antes de volver al colegio.
Nos corrigió, nos aleccionó, nos exigió compromiso y, por encima del resto, nos convenció de su idea. Él sólo quería educarnos, que el campamento de verano fuese un éxito. Aunque se quedase en semifinales. Eso fue la selección, ese fue Luis Enrique.
Pero ya lo saben, los tópicos también llegaron antes que nosotros a los campamentos: “Se fue siendo un niño y ha vuelto siendo un hombre”. España se fue a la EURO 2020 siendo una ilusión, un proyecto, y vuelve a Las Rozas como un equipo, como una figura consagrada, como una candidata a Catar 2022, gracias, en enorme parte, a la gestión de su líder.
El tópico monitor de verano. Ese es Luis Enrique.