La selección inglesa cayó derrotada en la primera final de la Eurocopa que disputó en su historia. El cuadro dirigido por Southgate llevó a Italia a la tanda de penaltis, pero los de Mancini se impusieron por su mayor acierto desde los once metros.
Ya en los últimos minutos de la segunda mitad de la prórroga, olíéndose lo que venía, Southgate decidió intervenir y poner sobre el campo a los jugadores que consideraba mejor calificados para darle la victoria a su equipo. Teniendo que defender un saque de esquina introdujo en el campo a Marcus Rashford y Jadon Sancho en el lugar de Jordan Henderson y Kyle Walker.
En la tanda de penaltis parecía claro que los jugadores del Manchester United lanzarían desde los once metros con la mala suerte para ambos de que tanto Sancho como Rashford erraron en sus disparos estrellando el balón en la madera y parando Donnarumma los lanzamientos poniendo la victoria final en bandeja a una Italia que pese al fallo de Jorginho se llevó el gato al agua tras detener también Donnarumma a Saka su penalti.
Southgate queda cuestionado. Inglaterra se adelantó rápido en el partido, pero desde entonces apenas se le vio por el área de una Italia que progresivamente fue a más y se acabó llevando la copa a Roma.
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