De protagonista en el Real Madrid durante casi toda la temporada, justo hasta el regreso de Thibaut Courtois, Andriy Lunin ha pasado de los aplausos a la desilusión tras un debut horrible en la Eurocopa con Ucrania: en menos de un mes ha cambiado la consistencia bajo la portería del conjunto blanco por un cobijo indeseado bajo la sombra de Courtois y por el lamento de los errores que cometió contra Rumanía.
Después de los noventa minutos de un inicio que debía ser la fiesta de Ucrania, destinada a ser la selección revelación de la Eurocopa, el combinado dirigido por Serhiy Rebrov pasó de la euforia contenida a la mayor de las decepciones. Con jugadores como Mudryk, Dovbyk, Tsygankov o Zinchenko, esperaban iniciar el torneo con buen pie ante un equipo que sólo había ganado un partido de la Eurocopa a lo largo de su historia (2-3 a Inglaterra en el año 2000).
Lunin también engrosaba esa lista de figuras previa al inicio del choque. Sin embargo, tras su mal partido, en vez de recibir felicitaciones, como estaba acostumbrado esta temporada en el Real Madrid, tuvo que encajar muchas críticas a las que respondió con un inmediato perdón que lanzó a sus aficionados nada más terminar el choque.
"Mi primer error ha cambiado el partido. Ya he pedido disculpas. Tenemos que dar un paso adelante en el siguiente partido. Si se equivoca un portero es prácticamente gol, porque un error se nota más. Lo acepto y lo entiendo. Ya me ha pasado antes. Lo único es que me da mucha pena por mis compañeros, que han hecho un gran esfuerzo y trabajo y mi error ha complicado el partido", dijo.
Ese error al que se refiere Lunin es una cesión que devolvió a un rival, que tras recibir el balón se lo cedió a Nicolae Stanciu. El jugador del Damac saudí conectó un latigazo imparable con el que el que Rumanía abrió el marcador a la media hora. Ya en la segunda mitad, en el segundo tanto, obra de Razvan Marin, Lunin hizo una estirada ineficaz a un disparo aparentemente asequible desde fuera del área y Ucrania encajó el segundo, una losa definitiva.
Sus errores ante Rumanía contrastan con sus enormes y decisivas apariciones con el Real Madrid esta temporada en la Champions League. En octavos de final frenó al Leipzig con nueve intervenciones clave en situaciones de máximo riesgo. Después, ante el Manchester City, firmó ocho paradas en el asedio del conjunto inglés a la portería madridista y además paró dos penaltis de la tanda que dio al Real Madrid un pase agónico a semifinales. Cerró su carrusel de actuaciones decisivas con otra parada soberbia a Harry Kane en el Bernabéu. Sacó una mano impresionante a una volea del delantero del Bayern y evitó males mayores para su equipo.
Sin embargo, ahí terminó la buena suerte de Lunin. La recuperación de Courtois le situó en el banquillo para que el belga volviera a coger ritmo de competición. Nadie lo decía en el club blanco, pero parecía que todo estaba preparado para la titularidad del belga en la final de la Liga de Campeones. El meta ucraniano fue suplente ante el Granada y el Alavés, los dos partidos posteriores al Bayern. Después, jugó de nuevo ante el Villarreal y Courtois cerró la Liga contra el Betis.
Y, por si había alguna duda sobre el nombre que iba a ocupar la portería en la final frente al Dortmund, una inesperada gripe B alivió a Carlo Ancelotti, que no tuvo que decidir: Courtois sería su portero. Y con aquellas suplencias y una enfermedad a cuestas, apareció Lunin por la concentración de Ucrania. No pudo jugar el primer amistoso ante Polonia y reapareció en el segundo ante Moldavia.
Después, llegó la cita con Rumanía y sus fallos ya de sobra conocidos. Y es que, en menos de 30 días, el tiempo que ha consumido desde sus paradas ante el Bayern hasta su debut en la Eurocopa, Lunin ha pasado de ser un héroe del madridismo a convertirse en un villano para Ucrania.