Con ustedes: Leo Messi

Eran otros tiempos, corría el año 2006 y Leo Messi, el mejor jugador del mundo actualmente, apenas tenía 18 años. Era un jugador que comenzaba a ganar en calidad y físico, pero que aún estaba muy lejos de la estrella azulgrana: Ronaldinho. El Barça llegaba a Stamford Bridge para lucir en Europa y entonces se presentó el astro argentino. Con ustedes: Leo Messi.

Partiendo desde la derecha, Leo desesperó a toda la zaga blue. Nadie podía con el chiquitín que lucía el dorsal 30 y apenas había disputado minutos con el primer equipo. Los focos, centrados lógicamente en hombres como Ronaldinho, Eto'o o Xavi Hernández pero todo cambió cuando el de Rosario aceleró por su costal.
La noche, pasadas las 22.30 horas, estaba copada por su nombre: "Leo Messi se consagra en Londres", titulaba El País en su edición digital. "Messi acabó con los fantasmas", escribía el diario AS. "La explosión en Champions" o "Messi se introduce en Inglaterra" eran algunos de los titulares que llegaban desde Inglaterra. Nadie lo podía creer.

Acabó expulsado Del Horno, ex del Athletic, por una brutal entrada a Leo y la fortaleza de Mourinho ante el FC Barcelona comenzaba a hacerse débil. El portugués no sabía lo que le esperaba ante Messi, sólo era el comienzo.
En la previa de la increíble cita de este martes todos hablaron de la bestia negra de Messi en referencia al Chelsea e incluso su entrenador, Ernesto Valverde, pidió "cambiar la suerte" del argentino ante los blues. Sin embargo, más allá de los números, en Londres bien conocen su nombre.
Ya no lleva el 30; ya no es un jovenzuelo desconocido. Ahora es el mejor del mundo. Con ustedes: Leo Messi.

"Un futbolista virtuoso de nombre Leo Messi acabó con el juego pendenciero del Chelsea y el Barcelona derribó la puerta de Stamford Bridge, inaccesible desde que la guardaba Mourinho, depositario de las esencias defensivas del juego. La dificultad del rival, la solemnidad del escenario y la exigencia del torneo agrandaron la actuación del delantero. Messi se consagró en un partido sensacional. El impacto que causó fue tan espectacular que Ronaldinho y Eto'o ejercieron de acompañantes para no discutir su jerarquía",  El País, 23 de febrero 2006.