Àlex Santos.
Barcelona, 19 jul .- Mientras que el FC Barcelona no ahorra esfuerzos por contentar la memoria de Johan Cruyff, con actuaciones firmes de su presidente, Josep Maria Bartomeu, al asociar la fundación del club con la del exentrenador o incluso al asignar al nuevo Miniestadi el nombre del holandés, otra situación diferente es la que sucede con su legado futbolístico.
Así, y mientras el cruyffismo ha sido un sello de calidad en el Barcelona y con el que incluso en la derrota se ha tenido pocas dudas de su efectividad en la obtención de buen fútbol y recogida de éxito, éste cada vez tiene menos peso y menos instructores que lo pongan de manifiesto en el campo de entrenamiento.
Muy probablemente, Johan Cruyff hubiese desaprobado con rotundidad que el Barcelona de Bartomeu y de Pep Segura, como responsable del fútbol en el Barça, hubiese liquidado en la última junta directiva al último de los iconos que más ha representado el método que el holandés impuso en la formación del fútbol base del Barça, como es el veterano Joan Vilà.
Su nombre no es de uso común en el día a día de la actualidad barcelonista, pero el pasado lunes saltó a la palestra porque el Barça había decidido no renovarle la confianza como responsable del departamento de metodología del FC Barcelona.
De hecho, en este departamento Joan Vilá en el apartado técnico, así como Paco Seirul·lo en el físico, estaba más de floreros que con un plan asignado de trabajo específico.
Desde la incorporación de Pep Segura tras la victoria de Bartomeu en las pasadas elecciones (2015), el método y la idea de fútbol que ha llegado a la Masía cada vez está más lejos del balompié promulgado por Johan Cruyff.
La idea del holandés consiste en el fútbol total, en el que el portero tiene que hacer de líbero, los defensas juegan alejados de sus posición habitual, los centrocampistas son el espíritu del equipo y donde sólo corre el balón, entre otros muchos aspectos.
Bartomeu defiende que el método cruyffista se mantiene, pero la verdad es que eso hace tiempo que sólo lo dice el presidente, porque los hechos le niegan su certeza, especialmente en el fútbol base, donde el talento huye como hacía años que no sucedía, y donde se está produciendo un cortocircuito en muchos jugadores.
Así que lo aprendido hace años choca con lo que se les exige ahora: futbolistas portentosos y de recorrido, más que de toque a la vieja usanza.
Ahora parece que tiene más valor un futbolista de área a área, los 'caballos', como se les denomina en algún sector de la Masía, que uno cuyo aspecto más destacado sea la técnica, en la que se ha basado la creación de tantos futbolistas talentosos como los que ha producido la cantera, especialmente en el centro del campo.
La labor de Joan Vilà, desde que se le puso al frente del departamento de metodología consistía en aunar los trabajos en el campo de entrenamiento de la Masía, dedicando sesiones a la técnica y al fútbol de posición, labor que trataba con los coordinadores y los entrenadores de los diferentes equipos.
A la llegada de Pep Segura, Vilà y Seirul·lo recibieron un claro mensaje: la responsabilidad sobre la metodología en el fútbol base llegaba hasta la puerta del despacho de ambos. Por lo tanto, se acabaron las pautas con los coordinadores y entrenadores. Vilà, a partir de entonces, estuvo más tiempo en conferencias y predicando en el exterior del club cómo se formaban joven valores que formándolos en el campo de entrenamiento.
Esta situación, según ha podido saber EFE, llevó tanto a Vilà como a Seirul·lo a convocar un par de reuniones con el presidente del Barcelona para desencallar una situación que consideraban anómala en la Masía, hasta el punto de que finalmente el propio Vilà le anunció a Bartomeu que él ya no expondría en conferencias lo que ya no podía enseñar dentro (La Masia).
A pesar de la insistencia de Bartomeu, Vilà declinó realizar más conferencias en nombre del club y a pesar de haber recibido numerosas ofertas externas, algunas incluso para compaginar su labor con la del Barça, este veterano formador del jugadores, considerado el padre futbolístico de Xavi Hernández, declinó todas ellas por su compromiso con el club azulgrana.
Finalmente, un responsable del departamento de personal hace unos días comunicó a Vilà, en nombre de Pep Segura y de Òscar Grau, director general del club, que el Barcelona no le iba a renovar para el año que viene.
El lunes por la noche, el portavoz de la entidad, Josep Vives, en un lacónico comunicado, anunció que el club había decidido no contar más con sus servicios.
Que el Barça pueda volver a sacar un nuevo Xavi desde la Masía parece ahora una misión más que ardua, y más cuando el gran talento por el que ha apostado el club en los últimos años, como Robert Navarro, Adri Bernabé y Eric García, entre otros muchos, emprenden la marcha al concluir su etapa de cadetes.
Bartomeu ha querido dar un giro de 180 grados a esta fuga y a todos los juveniles ganadores de la reciente Copa de Europa les ha hecho pasar por el despacho y no sólo a firmar un contrato profesional, sino para aparecer en la fotografía, algo inhabitual.
El mensaje es claro: el club apuesta por la base, a pesar del desacierto en los últimos años en el filial, el escalón previo al salto al primer equipo.
Lo que parece claro es que el Barcelona habla otro lenguaje en la formación de sus jugadores en la Masía, ni mejor ni peor que antes. Simplemente diferente al lenguaje cruyffista que ha sido exitoso cuando se ha aplicado a rajatabla en todas estructuras del club para, entre otras muchas cosas, evitar que como por ejemplo en el filial, el club haya realizado 34 fichajes en los últimos tres años y se haya generado un tapón y una gran desilusión por atrás.