El Barcelona comenzó su andadura en la Champions League 2018/19 con paso firme venciendo con contundencia al PSV Eindhoven en el Camp Nou en un partido en el que Messi, con un hattrick, y Dembélé, con un soberbio golazo, marcaron las diferencias.
El líder del equipo azulgrana, el que porta el '10', ya avisó en la previa del Trofeo Joan Gamper sobre la intención de ir con todo para jugar la final de la competición el próximo 1 de junio en Madrid, en el Wanda Metropolitano.
"Prometemos que haremos todo lo posible para que esa copa tan linda y tan deseada por todos vuelva a estar en el Camp Nou"
Aquellas palabras de Messi no cayeron en saco roto y servirán de acicate en caso de que el Barça vuelva a naufragar en una competición en la que no ha conseguido alcanzar la gloria desde hace cuatro temporadas.
Pero Messi era muy consciente de las intenciones y la capacidad que tienen tanto él como los suyos y no le asusta lo que pueda pasar en caso de que su misión no llegue a buen puerto.
Está decidido, y cuando Messi quiere... pocos pueden frenarle. Así lo demostró -tampoco hacía falta ver una exhibición así para ser conscientes de su nivel- ante el PSV.
Primero ejerció de francotirador para abrir la lata y después se dedicó a aprovechar su momento para ejecutar a un rival que ya estaba herido.
Messi está enchufado y enchufa a los demás. Messi quiere y los demás quieren. Messi no está dispuesto a morir de nuevo en la orilla, quiere seguir viviendo.
Serán muchos los rivales, las dificultades y las dudas que afloren por el camino, pero el destino ya está fijado. Ahora sólo hay que dejarse guiar por el genio, el arte y la excelencia: ahora sólo vale fiarse de Leo.