En el Real Madrid ya están informados de todo gracias a Sergio Ramos, que mantuvo hace pocos días una conversación con Gerard Piqué por vía telefónica. El Barça lo tiene todo pactado con Neymar y esperan que en las próximas dos semanas se resuelva todo y ya haya anuncio oficial.
Por esa razón, a nadie le pilló por sorpresa su ausencia el día que comenzaban los entrenamientos del Paris Saint-Germain. Sabían desde hace días que no tenía previsto reincorporarse al cuadro de Thomas Tuchel ni de regresar a Francia, un país en el que tan solo ha vivido desgracias y en el que se siente perseguido por la prensa y la justicia.
‘Ney’ no ve necesario regresar al Parque de los Príncipes estos días, pues no volverá a enfundarse su camiseta. Prefiere seguir disfrutando de unos cuantos días libres junto a su familia y sus amigos mientras acaba de cerrar los últimos flecos con el Barça.
De esta manera, también presiona al PSG para que le deje salir, pues el jeque y la directiva se habían plantado y se negaban a negociar. Pedían, y piden, 300 millones de euros por un futbolista que, a sus 27 años, está en plena decadencia y que últimamente es más noticia por sus escándalos extradeportivos que por su rendimiento sobre el césped.
Una cifra que, lógicamente, en el Camp Nou ni pretenden pagar, ni acercarse. En su mejor momento salió por 222, no van a pagar más ahora que su nivel ha caído en picado, igual que su valor de mercado, y que tiene serios problemas con las lesiones.
Pero por la cabeza del canterano del Santos solo pasa regresar a la que fue su casa durante cuatro años y volver a compartir vestuario con Leo Messi, Luis Suárez, Gerard Piqué, Jordi Alba, Sergio Busquets, Ivan Rakitic y compañía.
Difícil que no acabe allí.