Álex Santos
Barcelona, 26 ago .- A pesar de las acometidas que ha recibido en los últimos años, por haberse quedada marchita y casi inoperativa en una de sus principales funciones, como es la de servir jugadores al primer equipo, el sello de la Masia como residencia de jugadores donde los padres no dudan en dejar a sus hijos sigue siendo un referente.
En el debut del joven hispano-guineano Ansu Fati, se ha vuelto a poner de manifiesto que una cosa es el acierto de los técnicos, la valentía de otros o incierto y tentador mercado, y otra muy diferentes es la Masia como instalación, un icono que no presenta ninguna duda. Los padres que se decantan por esta joya de la corona azulgrana no titubean porque saben que sus hijos estarán como en casa.
"Ansu Fati sigue viviendo en la Masia. Es un niño feliz que se lo pasa bien y hace lo que le gusta: estudia y juega al fútbol. La Masia tira y engancha, por la formación, por los estudios y porque tiene un sello de identidad único. Somos un referente en cuando a la captación, por lo que ofrecemos. Entre los 12 y 15 años, los padres saben que es el mejor centro de formación. A partir de 16... es el mercado el que manda", relató hoy lunes a EFE un representante de la Masia.
En efecto, con 16 años ya cumplidos, Ansu Fati podía ya contar con un contrato profesional y volar donde quisiera, pero ha preferido seguir en el Barça, hasta el 2022. Hay un plan para él, le han asegurado. Ha firmado un contrato con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros. A precio de 'crack'. Ahora, cabe esperar. Todo irá a fuego lento. Ansu ya ha visto que van en serio. Anoche ya tuvo su primera entrega. Espera que lleguen más.
Ansu Fati, como hace años Andrés Iniesta, fueron tentados en su día para integrarse en las estructuras del fútbol formativo del Real Madrid. Por proximidad, Ansu Fati así como Iniesta no debían tener ninguna duda, pues la capital española estaba mucho más cerca de sus respectivas localidades, Sevilla y Albacete, pero sus destinos dieron un giro radical cuando apareció la opción de ir a la Masia.
Desde hace años, la Masia es una institución respetadísima en la formación de jugadores y el cuidado de ellos, que cuenta con un ejército de personas dedicado exclusivamente a los jóvenes deportistas. Este modelo y estructura ha sido copiado por otros clubes, pero el Barça mantiene una ventaja que en ocasiones decanta que un jugador y su familia se decida por el club catalán en lugar de otra aventura.
En el caso de Ansu Fati, la historia parece que se repite con lo que sucedió con Andrés Iniesta hace una veintena de años, u otros jugadores. La posibilidad de ir al Madrid, incluso con beneficio económico, se desvaneció ante la oferta del Barça y de sus gestores a la hora de vender a la familia la Masia, como fue el caso de Albert Puig, que tuvo claro que el club debía apostar por él y se llevó a Sevilla el contrato ya redactado.
Anoche Ansu Fati vivió sin duda el día más emocionante de su vida, cuando después de haber sido convocado por Ernesto Valverde por las notables bajas en ataque que tenía (Dembélé, Suárez y Messi) salió al campo en el 78 por otro canterano, Carles Pérez.
Con el marcado encarado, fue fácil para Valverde, pero también un riesgo. El jugador fue recibido por un estruendoso aplauso por los 80.000 aficionados que se reunieron en el Camp Nou, y su padre y hermano aparecían en algunas emisoras, incluso antes de que terminara el partido, con los nervios descontrolados, emocionados y llorando en sus asientos.
"Ya me puedo morir tranquilo", llegó a decir Bori Fati, el padre de Ansu Fati, quien se definió como "el hombre más feliz del mundo".
"Es el día mas feliz de mi vida. Nosotros sabemos de donde salimos. Llegué a España en el 2001. Nos instalamos en Herrera (Sevilla). Un día Pablo Blanco (responsable de la cantera del Sevilla) lo fue a ver y se lo llevó al Sevilla. Pero después vino el Barcelona, nos presentó un proyecto y firmamos", relató anoche en Cope el padre del jugador, quien explicó que el Sevilla se enfadó mucho y que dejó un curso (con 9 años) sin jugar al joven jugador.
Mientras su padre y familiares desbordaban entusiasmo ante cualquier medio que se les acercaba, el jugador podía pausa, con una expresión contenta, pero contenida, y en una pequeña entrevista que le hicieron en los medios del club catalán señaló: "He estado muy nervioso. Sólo tengo palabras de agradecimiento para el club y para el míster, para la afición que me ha recibido muy bien".
Acabado el partido, el jugador se quedó en el césped "porque no me lo creía". Buscó a su familia, que era un mar de lágrimas por la noche que habían vivido en el Camp Nou. "Estaba mi padre, y mi familia, que son los que me han ayudado en todo esto. No me lo creía. Ahora quiero disfrutar el momento y solo tengo palabras de agradecimiento", señaló.
Más adelante, le llenaron de felicitaciones y de achuchones, y uno de ellos fue muy especial. Fue el de Leo Messi, que con un sentido abrazo le venía a bendecir como "uno de los nuestros".
En el Barça y en la Masia saben perfectamente, y seguro que Ansu Fati también, que de la Masia han salido pocos Iniestas y menos Mesis. Y que lo habitual es que se amontonen historias de jugadores que un día debutaron en el primer equipo y al poco desaparecieron y no se supo mucho más de ellos.
A la espera de lo que le depare el futuro, este juvenil A, que aún no ha trabajado con ellos, porque ha realizado la pretemporada en el filial y que la última semana se la pasó entrenándose al lado de Piqué, Ter Steguen y Messi, entre otros, hoy lunes volvió a dejar la Masia y, sin salir a la calle, se acercó al campo de entrenamiento donde le aguardaba Ernesto Valverde, un técnico señalado por no dar oportunidades a los jóvenes y que cuando se ha atrevido, como anoche contra el Betis, puso ante los socios a dos perlas: Carles Pérez y Ansu Fati.