El llanto desconsolado de un vestuario que no consigue arrancar tiene trampa. Gerard Piqué, voz autorizada de la plantilla del FC Barcelona, no se esconde. No huye, no guarda silencio. Cada una de sus apariciones públicas tiene duras consecuencias y su último mensaje, en mitad de la primera crisis de la temporada, fue para la directiva: Bartomeu y a sus hombres, avisados.
Las culpas, al banquillo. Las miradas, a la plantilla. Así suele suceder en todas y cada una de las crisis de un equipo profesional. Sin embargo, en el FC Barcelona es diferente. Con un equipo protegiendo siempre a Ernesto Valverde y sus métodos, el último mensaje fue para la directiva.
Gerard Piqué compareció ante los medios de comunicación tras la ajustada victoria ante el Villarreal en LaLiga y no tuvo reparo alguno en apuntar a la directiva sobre el estado físico del equipo. "Estas cosas pasan. La pretemporada no nos ha ayudado, hemos hecho demasiados viajes, pero aquí en el Barça no podemos poner excusas", comenzaba apuntando Piqué.
Con Leo Messi lesionado por tercera vez desde que regresase a la plantilla y otro buen número de jugadores con molestias, Piqué no tuvo reparos en apuntar a la planificación del verano, pero sin esconder sus responsabilidades. "La lesión de Leo es un palo, es el mejor, pero aquí por muchos que tengamos de baja, tenemos que ganar".
Sin embargo, este último dardo de Piqué se suman a los constantes rumores que apuntan a una inestable relación entre el vestuario y la directiva.
El pasado año, con Ernesto Valverde en la cuerda floja, los capitanes tuvieron que salvar a su técnico y la llegada del verano no ayudó: la llegada de Griezmann tras el constante culebrón, el no-fichaje de Neymar y las múltiples diferencias de opiniones en ambos bandos.
El FC Barcelona necesita recuperar su mejor versión pero Piqué, que bien conoce el fútbol y el centro de las críticas, apunta al palco y advierte: o todos juntos, o el barco se acabará hundiendo.