El FC Barcelona consiguió este sábado una victoria ante el Getafe CF en el Coliseum Alfonso Pérez. El cuadro azulgrana puso fin a la nefasta racha de resultados fuera de casa pese a que Antoine Griezmann pareció quedarse anclado en la pésima dinámica que arrastraba el equipo de Valverde.
Cierto es que el Barça no estuvo excesivamente brillante. El cuadro azulgrana sufrió, sobre todo en el primer tiempo, pero también tuvo las suyas y las aprovechó.
En el segundo tiempo su juego mejoró y dominó el partido teniendo la pelota en su poder el máximo tiempo posible.
Ganar fuera de casa ya era una obligación. Siete partidos de forma consecutiva sumaban los de Valverde sin conseguir vencer a domicilio con actuaciones que han dañado mucho el crédito de algunos futbolistas y del propio Ernesto.
De entre los jugadores señalados en encuentros lejos del Camp Nou, uno era Antoine Griezmann. El francés apenas se muestra cuando juega fuera de Barcelona, lo que contrasta con su protagonismo en partidos como local.
Pese a que esta vez el resultado, y en algunas fases el juego, acompañó, el ariete francés volvió a pasar desapercibido. Sin apenas incidencia en el juego, el futbolista está que costó 120 millones de euros, está obligado a rendir de forma inmediata y continuada.
El club catalán no puede permitirse dejar que el rendimiento de algunos jugadores cambie dependiendo del escenario y, quizás, Valverde quiso mandarle un mensaje con la sustitución que lo llevó al banquillo mediado el segundo tiempo.
Tan cierto es que se trata de uno de los futbolistas que más minutos ha jugado y lo ha hecho en la mayoría de ellos fuera de su posición habitual, como que debía de dar un paso al frente cuando la mayor parte de sus compañeros del ataque no estaban. Y no lo hizo ni hay visos de mejora.