Corren malos tiempos en el Camp Nou. El FC Barcelona atraviesa una crisis institucional dinamitada tras la confrontación entre Leo Messi y Éric Abidal. El capitán recriminó al director deportivo que señalara a la plantilla sin dar nombres y Josep Maria Bartomeu se vio obligado a montar un gabinete de crisis para aliviar la situación.
Y todo ello apenas tres semanas después del cambio de inquilino en el banquillo. Se fue Ernesto Valverde, lastrado especialmente por la derrota en la Supercopa de España, y llegó Quique Setién, que no era ni la primera ni la segunda opción que manejaba el Barcelona para dirigir el banquillo.
La llegada de Setién, de momento, no ha conseguido apaciguar los ánimos. El cántabro abre los entrenamientos con juegos dinámicos con la idea de levantar el ánimo de sus futbolistas. Pero de momento, la realidad es más dura: ha perdido el liderato en LaLiga Santander y sus partidos han dejado muchas más dudas que certezas.
📞 Así fue el cruce de llamadas entre Messi, Bartomeu y Abidal para aparentar normalidad: el francés sabe que está sentenciado por el vestuariohttps://t.co/5GUfSWDVqD
— ElDesmarque Barça (@ElDesmarque_FCB) February 6, 2020
Esto ha provocado que en el vestuario del Barcelona se empiece a hablar de nuevo de la figura del entrenador. Los pesos pesados del vestuarios sostienen que no necesitan alguien especialmente metódico, sino que tenga tacto con el vestuario. Que sepa llevar a jugadores como Leo Messi o Griezmann, que sea capaz de apagar los fuegos externos. Valverde era un hombre tranquilo y Setién, de momento, también se ha apartado de toda la polémica.
Y es que aunque pueda parecer imposible, lo que desean en el vestuario del Barcelona es tener un Zinedine Zidane. No concretamente al francés, pero sí una figura de su perfil. Que tenga renombre a nivel mundial, que tenga carisma, que entienda perfectamente a los jugadores, que sea capaz de gestionar el grupo de la mejor manera. Y que gane, claro, pues al final el fútbol trata de eso.