Quique Setién está viviendo sus semanas más complicadas desde que llegara al FC Barcelona tras la destitución de Ernesto Valverde. El cántabro está dentro del ojo del huracán: en plena crisis de resultados (tres empates en los últimos cuatro partidos) y metido de lleno en un distanciamiento con el vestuario azulgrana que no pasa desapercibido públicamente. A pesar de que abiertamente que no se encuentra discutido tras el empate ante el Atlético de Madrid, lo cierto es que la presión cae sobre él y los próximos días serán claves para su futuro.
Su continuidad en la entidad azulgrana dependerá en buena parte de lo que ocurra los próximos días. Concretamente de lo que haga el Real Madrid en los dos partidos que tiene que disputar esta semana, ante el Getafe y ante el Atheltic, y de lo que haga el Barcelona el próximo domingo en La Cerámica, según publica Marca.
Tras el empate ante el Celta, Luis Suárez responsabilizó al entrenador de los malos resultados fuera de casa, y minutos antes, en una pausa del choque en Vigo, un airado Leo Messi no quiso atender a las indicaciones que el segundo de Setién, Eder Sarabía, intentaba hacerle una y otra vez desde la banda.
Además, también aparecieron unas imágenes en las que Rakitic ignoraba al segundo de Setién. Sarabia está hablando con Rakitic cuando este se gira y le hace un gesto con la mano mientras se va diciendo algo y tirando la botella de agua al césped.
Si los problemas existían ya con Rakitic o Leo Messi, entre otros, ahora se ha ganado un nuevo enemigo con Griezmann, un futbolista que a pesar de no atravesar su mejor año, sí se mostraba comprometido al máximo.
Una de las imágenes, historias y grandes cuestiones alrededor del Barça ha sido la dudosa decisión de Quique Setién con Antoine Griezmann. El delantero francés, el fichaje más ilusionante del curso culé, saltó al terreno de juego ante el Atlético y con el título de LaLiga en juego, a falta de apenas cinco minutos.