El regreso de Marc André ter Stegen, después de tres meses de baja por una lesión en el tendón rotuliano de la rodilla, fue la única buena noticia del FC Barcelona más allá del 2-1 ante el Dinamo de Kiev (2-1), que permite a los de Ronald Koeman seguir liderando su grupo de la Champions League.
No jugaba desde aquel 2-8 en Lisboa y regresó para salvar a su equipo. Firmó hasta seis paradas de mérito y evitó que el Dinamo de Kiev asaltara el Camp Nou.
Si en la liga español el Barça está en la parte baja de la clasificación (8 puntos en 6 partidos), en Europa ha sumado todos los puntos posibles (9 en 3 partidos) y lidera su grupo.
Con un partido menos, el Barcelona está a tres puntos de las posiciones de descenso en el campeonato doméstico. Es su peor estreno en 18 años. Aquella temporada (2002-03) en el palco se sentaba Joan Gaspart, que dimitió antes de final de curso, y en el banquillo Louis van Gaal, que fue destituido al término de la primera vuelta.
Ronald Koeman necesita armar un equipo, necesita tiempo, pero no lo tiene. Ha cambiado de sistema de juego (un doble pivote que hace mucho que no se estila en el Camp Nou), ha integrado a jóvenes valores, pero el rendimiento es irregular. Además, a todo hay que añadir la crisis institucional en la que se encuentra la entidad, con una comisión gestora y las elecciones a dos meses vista.
Aunque lo intenta partido a partido, Leo Messi solo consigue anotar esta temporada desde el punto de penalti. Cinco goles ha anotado (cuatro con el Barça y uno con Argentina), todos desde los once metros.
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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) November 5, 2020
Con Samuel Umtiti de baja indefinida, con el prometedor Araújo lesionado y con Lenglet con muchos partidos acumulados, Koeman pensó en Frenkie de Jong como acompañante de Piqué en el eje central. El invento funcionó mientras el Barça generó superioridades y jugó en campo contrario. Cuando los ucranianos llevaron el peligro a la contra, a De Jong se le vieron todas las costuras.
El francés, que rompió su sequía de goles en Vitoria (1-1 Alavés), volvió a firmar una actuación muy por debajo de sus posibilidades ante el Dinamo. El tanto que falló a puerta vacía con 1-0 y que podía haber cerrado el partido es el resumen de su actuación.
El Barça tiene problemas en la presión, a veces adelanta demasiado sus líneas, pero sin continuidad, y hay muchos espacios a la espalda, ideal para equipos con jugadores rápidos. Tampoco el juego sin balón convence al técnico holandés.
Gerard Piqué, que volvió a hablar después de aquel 2-8 de Lisboa, admitió que no hay tiempo para solucionar los problemas estructurales del club: "El club está como está y era necesario darle una vuelta a esto. El Barça está en un proceso de muchos cambios. No será un año fácil".