El FC Barcelona alcanzó la excelencia en Gotemburgo (Suecia), donde logró su primera Champions League de la historia al barrer al Chelsea por 0-4 con una actuación prácticamente perfecta que eleva a este equipo a los altares del fútbol europeo y de la historia del club azulgrana.
La generación de Alexia Putellas, Aitana Bonmatí, Caroline Graham Hansen, Sandra Paños, Jennifer Hermoso, Lieke Martens y compañía completó un partido que se recordará durante décadas, especialmente una primera parte en la que en el minuto 36 el Barcelona ya ganaba por 0-4 con goles de Putellas, Bonmatí, Graham Hansen y Melanie Leupolz en propia puerta.
El conjunto de Lluís Cortés empezó con la sexta marcha puesta y en el segundo 37 ya se avanzó en el marcador gracias a una acción afortunada en la que Francisca Kirby intentó despejar el balón del área del Chelsea y este impactó en el cuerpo de su compañera Leupolz, creando una parábola hacia su portería ante la que nada pudo hacer Ann-Katrin Berger.
La jugada se había originado con una conducción de Lieke Martens, la primera de muchas, que acabó con un disparo suyo desde la frontal que se estrelló en el larguero.
La réplica de las campeonas de la Premier llegó en la siguiente acción con un remate de Pernille Harder en el interior del área que salió un poco desviado por encima de la portería de Sandra Paños. Poco después Harder, que le costó 300.000 euros al Chelsea el pasado verano, tuvo otra vez el gol en sus botas, pero la portera titular de la selección español mandó el balón a córner.
Estos dos errores le costaron caros al Chelsea porque en el minuto 14 la capitana Alexia Putellas, que jugó la final con molestias en su pierna izquierda, convirtió en gol un penalti cometido por la desdichada Leupolz, sustituida en el descanso, sobre Jennifer Hermoso.
Y seis minutos más tarde el Barcelona regaló a los aficionados una jugada maravillosa. Martens desbordó por la izquierda, centró para Jennifer Hermoso, que la cedió atrás para Putellas y esta al primer toque la puso en el interior del área para Aitana Bonmatí, quien tranquila, con la mente fresca, batió por bajo a Berger.
El Barcelona había revertido el inicio de la final del 2019 en Budapest. En el minuto 19 de esa final perdía por 3-0 ante el Olympique de Lyon.
Pero las magistrales internadas de Martens por la banda aún no habían terminado. La ejecutada en el minuto 36 aún fue más dictatorial, plantándose hasta el borde del área pequeña, donde cedió el balón a Caroline Graham Hansen para que tan solo tuviese que empujarlo a la gloria por cuarta vez.
Fue una pena que no pudiesen haber aficionados para verlo de forma presencial. En cambio, sí que los habrá el sábado 29 de mayo en Oporto en la final masculina de la Liga de Campeones que enfrentará al Manchester City y el Chelsea.
Las 'blues' salieron en la segunda parte con la intención de por lo menos plantar cara y evitar una goleada de escándalo y eso se pudo ver en la práctica con diferentes llegadas al área de Paños, aunque ninguna de ellas pudo superar a la defensa azulgrana, que contó con la novedad de Patri Guijarro en el lugar de la sancionada Andrea Pereira. Keira Hamraoui ocupó el puesto que dejó libre en el pivote defensivo la de Palma de Mallorca.
El orgullo del Chelsea no se transformó en goles y eso dejó al Barcelona un camino vacío de obstáculos hasta el minuto 90. Cortés lo aprovechó para dar minutos a jugadoras fundamentales para cumplir este sueño: Vicky Losada, Mariona Caldentey, Asisat Oshoala y sobre todo Melanie Serrano, toda una vida de azulgrana.
Así el Barcelona culminó un ascenso hasta la cima del fútbol europeo que empezó en 2015 con la profesionalización del equipo femenino. Si el conjunto azulgrana también gana la Copa de la Reina esta temporada logrará el triplete de Champions, Liga y Copa de la Reina por primera vez en su historia. Casi nada.
"El éxito no es el final", dijo Winston Churchill. Y el Barcelona de Lluís Cortés no parece estar dispuesto a acabar en Gotemburgo sus años felices.