Tras caer eliminado ante el Bayern de Múnich, Xavi Hernández tuvo muy claro su discurso, repitiendo todas las veces que hizo falta que el FC Barcelona había tocado fondo con esta debacle en la fase de grupos de la Champions League y que, a partir de ahora, empezaba una nueva era. Un argumento utilizado cada vez que el conjunto azulgrana fue apeado bochornosamente de la competición después de la 'orejuda' de Berlín en 2015.
En ninguna de estas eliminaciones estuvo presente Xavi, que precisamente dejó la nave azulgrana como futbolista tras ganar la última Champions del Barça. Pero sus excompañeros, algunos de ellos aún titulares en el equipo actual, como Gerard Piqué, Sergio Busquets y Jordi Alba, también reflexionaron de forma similar en el pasado.
El fin de era de Múnich recuerda irremediablemente a las eliminaciones ante el Juventus de Turín en 2017, ante la Roma en 2018, ante el Liverpool en 2019, ante el mismo Bayern de Múnich en 2020 (el mayor bochorno de todos con el 2-8 de Lisboa) y ante el París Saint-Germain en la edición anterior.
Entonces se habló de aprender de los errores pasados y de renovar una plantilla desgastada por los años, por las dinámicas internas enquistadas y por los triunfos acumulados. Pero en ningún caso hubo revolución. Las vacas sagradas fueron yéndose desperdigadas y los fichajes de la directiva de Josep Maria Bartomeu, con Ousmane Dembélé y Phillipe Coutinho al frente, fueron una decepción tras otra.
Hasta llegar a la situación actual que se ha encontrado Xavi, con muchos jóvenes prometedores que aún necesitan cocción al más alto nivel para poder luchar por cosas grandes, una medianía que está a años luz de lo que fue (representada por Marc-André Ter Stegen y Frenkie de Jong) y unos mayores que se resistan a aceptar que su ciclo azulgrana ha finalizado por muchas humillaciones que acumulen.
Respecto a las eliminaciones de los años anteriores hay una diferencia. Todas fueron en época primaveral, algunas de ellas hasta rozando la final como la de Anfield en 2019. En cambio, esta vez el trompazo ha llegado antes de comerse los turrones y manda al Barça a la segunda competición europea, la Europa League.
Además, el club azulgrana tiene ahogados los mecanismos disponibles para revertir la situación a corto plazo. Difícilmente el mercado de invierno podrá aportar soluciones consistentes a causa de la grave crisis económica que atraviesa la entidad, la enorme dificultad para cumplir el Fair Play Financiero y la resistencia a la hora de buscarse otro destino de los jugadores actuales que más cobran.
Mientras tanto, el Barça se despide de la competición que tantas alegrías le ha dado en este inicio de milenio con tan solo dos goles a favor en los seis partidos de la fase de grupos. Los mismos que hizo el Shakhtar Donetsk. Únicamente el Dinamo de Kiev y el Malmoe, con un tanto cada uno, tuvieron peores registros goleadores.
Pero la falta de gol azulgrana no es algo exclusivo de la Champions. Hay un dato aterrador que el conjunto azulgrana lleva ahora mismo en su espalda. En los últimos 10 partidos entre Liga y Liga de Campeones tan solo en uno ha logrado marcar en el primer tiempo. Con estas credenciales hacer algo prometedor en la Europa League también se presenta como una utopía.