Xavi Hernández no está teniendo piedad con Ferran Torres y Ansu Fati. El campo paga y ninguno de los dos está derribando la puerta de la titularidad en el FC Barcelona, siendo incapaces de aprovechar la marcha de Memphis Depay, la sanción de Robert Lewandowski o la baja por lesión de Ousmane Dembélé. Ante el Betis y el Sevilla, en los dos últimos partidos, el técnico solo les dio entrada en el tramo final, ya con el resultado claramente a su favor y con dos y tres goles de ventaja, respectivamente. Lo que tradicionalmente se conocen como 'los minutos de la basura'.
Es una evidencia: Ansu no ha vuelto a ser el mismo. Ha perdido chispa, ha perdido velocidad, ha perdido esa asociación con el último pase, con el gol, esa capacidad para aparecer en momentos determinantes. Xavi pide paciencia, pero el fútbol pasa rápido, los meses avanzan y el canterano no termina de arrancar.
Ante el Betis y ante el Sevilla sólo tuvo 10 minutos en cada partido, ya cuando el encuentro estaba casi resuelto. Ante sí había sido titular frente al Girona, el Getafe, el Atlético o el Espanyol, pasando de puntillas por casi todos los encuentros. Mejor estuvo en la Supercopa ante el Betis, marcando un golazo que puso por delante a su equipo, pero la realidad es que Ansu no termina de tener continuidad y ni siquiera tiene garantizado un puesto en la plantilla del próximo curso.
Con el valenciano pasa algo similar. Su mes de enero ha sido tétrico, cuajando actuaciones muy pobres ante Intercity y Ceuta, viendo una roja directa ante el Atético por pelearse con Savic y gozando únicamente de 6 minutos en los dos últimos duelos ante el Betis y el Sevilla.
Xavi le ha dejado claro que es la última opción del ataque y ni siquiera la baja de Lewandowski o la lesión de Dembélé le han abierto la puerta de la titularidad. Su rendimiento es alarmante y apenas hace un año que el Barcelona pagó 55 millones de euros por su fichaje, lo que invita a pensar que se podría valorar una salida de cara al próximo verano para recuperar parte de esa inversión.