Xavi Hernández está muy quemado como entrenador del Barça. Después de unos días muy complicados tras anunciar su salida del club, una decisión que tenía premeditada desde hace mucho tiempo, el técnico catalán asumió el chaparrón que iba a sufrir en la rueda de prensa previa al duelo de este miércoles ante el Osasuna.
Un partido que quedó en segundo plano para hablar de los motivos que le impulsaron a dejar su cargo a disposición del club. A las pocas horas de su comunicado de marcharse el 30 de junio tras caer eliminado en Copa del Rey, el casting para buscar su sustituto no ha parado de crecer con el paso de los días con los nombres de De Zerbi o Flick como nuevos nombres.
Sin embargo, al margen de que Joan Laporta y Deco se pongan de acuerdo para elegir al nuevo entrenador del Barça la próxima temporada, Xavi Hernández lanzó un pequeño discurso más que pesimista en el que dio los primeros consejos a aquel que asuma su puesto a partir de julio: "Le diría que sea natural y no se deje influenciar. Mi ilusión era entrenar al Barcelona y ganar, y jugar bien al fútbol. Estoy orgulloso y con la conciencia tranquila. He creído hasta el final. Mi consejo a mi sucesor sería que disfrutara, pero es imposible".
Un claro mensaje a la falta de autoridad que ha sentido en la toma de decisiones en la plantilla a la hora de hacer fichajes o incluso en las decisiones técnicas del equipo. Aún así, impulsó que lo mejor es un cambio de dinámica la próxima campaña que él mismo se ve incapaz de realizar: "Necesitamos más ilusión de cara al próximo curso, pienso como culé. La prioridad es acabar bien. Pensar en el barcelonista, en el presidente, en Deco. El proyecto continúa. Es la mejor decisión. Necesitamos una reacción".
Su favorito es Rafa Márzquez, a quién ha bendecido para ser su sucesor pero con el error de lanzar un mensaje amotivacional que genera la sensación de que el mexicano tendría muy difícil cambiar algunas cosas que se hacen en el club azulgrana.