Pekín, 10 feb (EFE).- La llegada a la liga china de fútbol de una de las jugadoras españolas más mediáticas, Vero Boquete, ha atraído las miradas al casi desconocido mundo del fútbol femenino de China, un país con una selección históricamente muy potente pero cuya liga, aunque goza de crecientes apoyos económicos, no acaba de despegar.,La Superliga China de fútbol femenino, en la que compite el nuevo club de Boquete, el Beijing BG Phoenix, es la principal competición del país, y en los últimos aPekín, 10 feb .- La llegada a la liga china de fútbol de una de las jugadoras españolas más mediáticas, Vero Boquete, ha atraído las miradas al casi desconocido mundo del fútbol femenino de China, un país con una selección históricamente muy potente pero cuya liga, aunque goza de crecientes apoyos económicos, no acaba de despegar.
La Superliga China de fútbol femenino, en la que compite el nuevo club de Boquete, el Beijing BG Phoenix, es la principal competición del país, y en los últimos años ha intentado atraer espectadores y patrocinadores con fichajes de estrellas como la mediapunta española, pero el torneo aún es poco conocido incluso en el país.
Sólo ocho equipos, además del de Pekín, disputan la competición, y entre 2011 y 2014 se abandonó el sistema de ascensos y descensos debido a la escasez de clubes, lo que da una idea de las dificultades para impulsar la competición que, sin embargo, en los últimos años está intentando dar un salto de calidad.
En 2015, y en el contexto del gran plan del Gobierno chino para desarrollar todo el fútbol nacional y convertir al país en una potencia balompédica a mediados de este siglo, llegaron nuevas inyecciones de capital al torneo femenino.
La plataforma de televisión online LeTV -un equivalente local a Netflix- se convirtió entonces en el principal patrocinador de la competición, y la firma deportiva española Kelme consiguió un acuerdo para vestir con sus uniformes a todos los clubes, aportando apoyos económicos que trajeron los primeros grandes fichajes.
Así, en febrero del año pasado, mientras los clubes de la liga masculina de China anunciaban multimillonarios fichajes como el del brasileño Oscar o el argentino Tévez, el Changchun Zhuoyue del torneo femenino sorprendía al anunciar el fichaje de la brasileña Cristiane, una de las mejores delanteras del mundo.
A Cristiane, procedente del París Saint Germain francés -el mismo club que acaba de dejar Boquete- le siguieron figuras como la noruega Isabell Herlovsen, que fichó por el Jiangsu Suning, o la nigeriana Asisat Oshoala, que de la división femenina del Arsenal emigró al Dalian Quanjian, campeón de las dos últimas temporadas.
Este año continúan los grandes fichajes, como ha probado la llegada de Boquete, o la de la costarricense Shirley Cruz, que también deja el club parisino para jugar en el Jiangsu Suning.
La liga femenina china, que como la masculina se disputa de marzo a octubre, ha sido tradicionalmente dominada por clubes de la mencionada ciudad de Dalian -la cuna del fútbol chino, en el noreste del país- y de Shanghái, con esporádicas victorias ligueras de equipos de otras grandes urbes como Pekín, Tianjin o Cantón.
La ausencia de un torneo internacional de clubes femeninos en Asia semejante a la Liga de Campeones o la Libertadores impide comparar el potencial de los clubes chinos, aunque a nivel de selección, las "Rosas de Acero", seudónimo con el que se conoce al combinado nacional de fútbol, es una potencia continental.
China acogió en 1991 el primer Mundial de fútbol femenino -circunstancia que repitió en 2007- y llegó a ser semifinalista de este torneo en 1995 y finalista en 1999, época en que el equipo era capitaneado por Sun Wen, elegida por la FIFA como la mejor futbolista del siglo XX (junto a la estadounidense Michelle Akers).
A nivel continental, las "Rosas de Acero" han sido campeonas de Asia en ocho ocasiones -siete de ellas consecutivas, entre 1986 y 1999-, y aunque en los últimos años ha habido cierta caída de nivel en detrimento de rivales como Corea del Norte, Japón o Australia, el combinado femenino chino suele ser un fijo en el podio.