El entrenador del Sevilla, Pablo Machín, señaló este domingo tras la victoria (2-0) ante el Girona, la décima seguida en el Sánchez Pizjuán entre todas las competiciones, que la afición tiene derecho a ilusionarse con su equipo pero que él solo piensa en el próximo partido.
El técnico soriano, en la sala de prensa del estadio sevillista, dijo que "ganar diez partidos seguidos es meritorio y súper difícil" y que "se puede ilusionar todo el mundo".
"Yo debo pensar en ganar el próximo domingo en Leganés y la afición que se ilusione y que nos apoye en todo momento", destacó el técnico.
En este sentido, y preguntado por la situación institucional del club y el malestar de los seguidores por una hipotética venta de la entidad, subrayó que él esta "centrado" en su trabajo.
"La afición nos ha ayudado y nos seguirá ayudando", afirmó Machín, quien puntualizó que deben estar todos los estamentos del Sevilla unidos "en la misma dirección" cuando se trata de ganar un partido y que no se plantea "pensar en el largo plazo" porque no quiere "perder energía".
También se refirió a sus sensaciones en este partido después de haber sido el entrenador del Girona en las pasadas cinco temporadas y destacó que "en la previa estaba con excompañeros y amigos" pero que "una vez que rueda el balón" no tuvo "dificultades en saber" que es un "profesional" y que quiere que "gane el Sevilla".
Añadió que no tiene dudas de que el conjunto gerundense con Eusebio Sacristan como técnico "va a cumplir con el objetivo de mantener la categoría e ilusionarse como el año pasado de intentar llegar" a puestos europeos.
Machín, por otra parte, desveló que el central danés Simon Kjaer, que tuvo que ser sustituido en la segunda parte, parece que tiene "una pequeñita rotura" y que "será difícil que esté para el domingo" en Leganés, lo que se une a las bajas por sanción de Pablo Sarabia y Éver Banega, aunque restó dramatismo a ello y apuntó que "hay que sacar provecho de la plantilla".