El partido entre la UD Las Palmas y el Girona FC ha empezado por polémica. Aún no se ha cumplido el minuto 6 de encuentro cuando el equipo de Míchel veía cómo el colegiado, Alejandro Quintero González, le anulaba un gol a Donny Van de Beek después de que la pelota ya estuviera dentro de la portería.
La jugada ya venía marcada por las protestas desde el inicio. Y es que los jugadores del cuadro amarillo, que en esta ocasión vestían de rosa, protestaron un saque de banda en el costado derecho del ataque del Girona cuando tenía la pelota Gabriel Misehouy que no se señaló. Las repeticiones no dejaron claro si el esférico había salido o no, pero el linier no pitó nada. Y a partir de ahí se armó una jugada que acabó en 0-1, pero anulado por el árbitro.
Arnau Martínez llegó por el costado derecho y puso el balón al corazón del área. El esférico llegó a Bojan Miovski, que lo soltó al primer toque y de espaldas a portería para Van de Beek. El centrocampista controló y se inventó un disparo precioso con el exterior del pie derecho que se coló en el palo largo de la portería de Cillessen.
El caso es que cuando la pelota entró, Quintero González decidió señalar falta. Una jugada interpretativa que no debería haber dejado seguir, pero en la que no se escuchó el silbato hasta que el balón ya estaba dentro.
Lo que pitó el colegiado fue una supuesta falta de Miovski sobre Álex Suárez cuando estaba de espaldas para asistir a Van de Beek. "Es un contacto leve", explicaban en la retransmisión de LaLiga TV. Tan leve que en el banquillo del Girona no daban crédito a que se hubiera anulado un gol por una acción así. Sorprendentemente, Figueroa Vázquez no avisó a su compañero desde el VAR y el juego se reanudó rápidamente, sin demasiadas dudas desde la sala de videoarbitraje.