Si lo vivido en Montivili entre el Girona y el Athletic Club con los penaltis fue algo insólito, lo que ha pasado en Alemania el pasado fin de semana lo es aún más.
Magdeburg y Greuther Furth empataron en un partido de Bundesliga 2, pero el resultado fue lo de menos con todo lo que sucedió en el partido.
Durante el partido, correspondiente a la jornada ocho de la Bundesliga 2, se dieron dos situaciones surrealistas.
La primera en el minuto quince: el guardameta del Furth, Nahuel Noll, le dio el balón al defensa en lo que parecía ser el inicio de una jugada normal. Sin embargo,el central no parecía estar con la concentración necesaria en ese momento y cogió el balón con las manos pensando que el árbitro no había señalado saque de portería.
El portero paró el penalti. Pero la alegría duró poco para el Fürth. El rebote le cayó al lanzador y marcó una vez fallado el penalti. Hasta ahí todo bien. Todo parecía quedarse ahí, pero faltaría la guinda.
En una jugada dentro del área del Magdeburgo, el defensa Daniel Heber protagonizó otra acción surrealista. Tras una caída de Roberto Massimo, Heber había pensado que el árbitro había señalado falta y, sin pensarlo, cogería la pelota con las manos.
El colegiado, que no había pitado falta en la jugada previa, tuvo que señalar un penalti para el Furth. Convertiría la pena máxima que terminó en gol y puso el 2-1.
La inesperada situación fue aprovechada por el Fürth y minutos más tarde, marcaron el gol que dejó el encuentro en empate.
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El partido entre Athletic y Girona de este domingo se puede describir como, cuanto menos, bizarro. Después de que Miguel Gutiérrez adelantase al cuadro catalán en el marcador con un excelso gesto técnico que pocas veces se ha visto en el fútbol, el Athletic no quiso 'quedarse atrás' con lo que ya se puede describir como el auténtico colmo de la mala suerte.
Y es que los de Ernesto Valverde fallaron tres penaltis, dos de ellos de manera consecutiva. Y con tres lanzadores distintos, y lanzándolos de maneras verdaderamente similares.
El primero en probar suerte fue Álex Berenguer, todavía con empate a cero en el marcador. Su disparo fue muy manso y acabó deteniéndolo Paulo Gazzaniga, adivinando sus intenciones.
Pero en la segunda parte se vivió lo verdaderamente rocambolesco. Iñaki Williams intentó lanzar 'a lo Panenka' la siguiente pena máxima. Su disparo, muy flojo, también lo detuvo Gazzaniga, aunque el colegiado decretó que tenía que repetirse porque se había adelantado.
El tercero en probar suerte fue Ander Herrera, con un remate algo más fuerte que volvió a detener el portero argentino.
Estos no le meten un gol ni al arco iris.