La Copa del Rey es un torneo que, según se vea, puede ser inoportuno o venirle bien al Levante UD en este momento y, aunque es un buen momento para buscar posibles soluciones a los problemas del equipo y ver las evoluciones de los Boateng, Shaq Moore o Lukic, se cruzan los dedos para que no haya más lesionados. Pero el torneo del KO ha traído otras buenas noticias en los últimos tiempos y quizá la más destacada fue la irrupción en la portería de Raúl Fernández en el pasado ejercicio, con motivo de la primera eliminatoria que el Levante UD disputó frente al Cádiz.
Hasta esa fecha, el dueño de la portería granota había sido Álex Remiro que, en su única ausencia por estar convocado por la Selección española sub 21, le había cedido su puesto a Koke bajo palos por los problemas físicos de Raúl Fernández. Entonces llegó la Copa del Rey, competición que aprovechó Muñiz para dar entrada a los futbolistas que habían gozado de menos minutos y fue la ocasión de oro para el bilbaíno. El espigado cancerbero fue de los mejores del Levante UD en el Ramón de Carranza pese a que el conjunto de Orriols cayó eliminado en la tanda de penaltis tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario. Después de esa gran actuación, el arquero formado en Lezama todavía tendría que esperar algunas jornadas para debutar como azulgrana en la Liga 1|2|3, algo que se produjo tras la primera derrota del ejercicio en el Nuevo Arcángel de Córdoba. Su estreno fue ante el Sevilla Atlético.
Frente al filial hispalense, sería la primera de las 19 ocasiones en que Raúl Fernández dejaría su portería a cero, 16 de ellas en Segunda División y tres en la presente campaña en la Liga Santander. Es decir, el vasco, de los 42 partidos ligueros que ha jugado con el Levante UD, ha salvado su marco en el 45,2% de las mismas. Unos números que le valieron para alzarse con el Trofeo Zamora de la categoría de Plata en 2016-17 y, en esta 2017-18, protagonizar el segundo mejor arranque de un guardameta en la historia del Levante. El vasco ha encajado 11 dianas en nueve jornadas, con una media de 1,22 por partido, lejos todavía de los 0,55 de Gustavo Munúa en la 2011-12, gracias a que el uruguayo sólo tuvo que recoger la pelota de la red en cinco ocasiones en el mismo tiempo.