Parece una película de terror psicológico. Ni Tarantino le habría guardado un final tan cruel al Levante UD aunque, desde el minuto 1, a lo Pulp Fiction, se supiera el desenlace final de la película. Aunque lo que sucede por enmedio es lo importante, claro. Los granotas soñaron con la victoria, casi mes y medio después, 167 más tarde de que el Ciutat de València presenciase el último triunfo, cuando Morales envió al fondo de las mallas el esférico tras un penalti a favor. Pero la emoción, de la mala, siempre está presente y Leo Baptistao aprovechó otro error defensivo del equipo de Muñiz para poner el empate definitivo (1-1) y producir el chasco general en la grada de Orriols y las caras de perplejidad de los futbolistas. El Levante UD sigue malviviendo a la espera del tropiezo de la UD Las Palmas en Balaídos.
El conjunto granota saltó al césped del Ciutat de València con una cara diferente a la mostrada en anteriores encuentros. Le costó dar esquinazo a los nervios propios de la situación, tras 14 jornadas en que no lograba sumar los tres puntos, pero de inicio estaba bien ordenado y no ofrecía las habituales concesiones al adversario. Gerard Moreno pivotaba y Marc Navarro y Aaron ponían a prueba a la ya bien conocida inestabilidad de la defensa granota en los centros laterales pero Cabaco y Róber Pier no flaqueaban o al menos no facilitaban la labor a los delanteros de turno, en este caso el '7' blanquiazul y a Baptistao. Este último protagonizó la primera aproximación, tímida, de los pericos, al rematar suavemente a las manos de Oier un centro desde la derecha.
Los de Muñiz iban ganando en confianza y cogiéndose al encuentro. Les faltaba meter una velocidad pero hacían lo que podían con Lukic prácticamente desaparecido y Doukouré menos habituado a elaborar. Pazzini se ofrecía en la medular y daba cierto criterio al juego y, además, gozó de la primera ocasión, bastante clara, para el Levante. Morales le filtró un buen pase al interior del área, el italiano enfocó e intentó disparar a la escuadra derecha. El balón no salió despedido tan colocado como pretendía y Diego López paró arriba. Cinco minutos después, en una falta lateral, se volvió a cantar pero no a meterializar el gol. Ivi sirvió, Róber Pier peinó al segundo palo e 'Il Pazzo' llegó para rematar al lateral de la red. Los azulgranas por fin creían que podían adelantarse pero de nuevo la puntería no les acompañaba, tampoco a Lukic cuando lo intentó desde lejos pero chutó a la izquierda de Diego López.
El portero del Espanyol, por cierto, tuvo que ser sustituido por Pau López en el 43' después de que Sadiku, que entraba como un búfalo a rematar, le pegase un tremenzo cabezazo al meta que le dejó grogui en el suelo. Las asistencias tardaron varios minutos en lograr que el gallego se levantase, quiso hacerlo por su propio pie aunque los últimos metros hacia la enfermería lo hizo montado en una camilla.
Con este tímido dominio local arrancó la segunda mitad y con Boateng ingresando en el rectángulo de juego en sustitución del albanés. El Levante iba pisando el acelerador y el Espanyol claramente pasaba a posición defensiva y terminó pagándolo. En el 58', Marc Navarro derribó dentro del área a Cabaco (en posible posición de fuera de juego) y Alberola Rojas señaló el punto de penalti. Aunque Pazzini le pidió la pelota, la reclamó para sí decidido Morales, obviando el juego psicológico de Pau López. El 'Comandante' le ganó esta batalla al arquero blanquiazul y lo superó por la derecha, con un tiro suave y raso que cerca estuvo de alcanzar el meta. Parecía imposible. Gol. El madrileño, muy emocionado, se llevaba la mano en posición de saludo militar a la sien derecha. La alegría, al menos momentánea, regresaba a Orriols.
A partir del 1-0, el partido entró en otra fase lógico en la que el equipo de Quique Sánchez Flores se vio obligado a adelantar líneas en busca al menos del empate, con el consiguiente paso atrás del Levante, defendiendo su renta. El choque iba perdiendo el poco atractivo que tenía ya que el Espanyol, que llevaba media hora enjugazado, no era capaz de trenzar acciones que lograsen inquietar a la zaga granota, salvo algún centro con intriga en el despeje de la defensa y un leve cabezazo de Batistao que atrapó Oier. Pero no había que dejar de lado el mal fario que, la mayoría de las veces por su mal juego y otras porque sí, persigue a los azulgranas en este ejercicio. Y, por supuesto, la flacidez defensiva. Los catalanes jugaba y jugaban y Jurado colgó desde el pico izquierdo del área hacia Baptistao, al que los levantinistas hicieron un aclarado para que, solo, a dos metros de Oier, la enchufase. Ver para creer. Así terminó el partido y toca volver a ponerse la tele, concretamente cuando la UD Las Palmas se enfrente al Celta. Un empate mantendrá todavía a los de Muñiz en puestos de salvación.