El que fuera presidente del Levante Pedro Villarroel vuelve a estar relacionado con el mundo del fútbol. El exmandatario granota ha comenzado a colaborar con el Llíria FC cuyo primer equipo milita en Segunda Regional.
Tal y como ha adelantado Deportes Cope Valencia, la intención de Pedro Villarroel no es otra que la de hacer crecer a este humilde club para llevarlo a Tercera División, categoría en la que ya militó durante los años 90 en varias etapas. Villarroel pretende dotar de una estructura deportiva fuerte al Llíria FC aprovechando su gran capacidad económica y su experiencia cosechada en su época en el Levante.
En el Llíria coincidirá con una leyenda granota como es Sergio Ballesteros, que vive en la localidad y trabaja en las categorías inferiores granotas.
Pedro Villarroel y Levante UD llegaron a un acuerdo el pasado mes de mayo por el que el club paga al expresidente la cantidad reclamada y, de esta forma, evitaron el juicio. Esta historia comienza en marzo de 2018 cuando Villarroel presentó una demanda ante la entidad granota. En ella, reclamaba 1,2 millones de euros por haber renunciado en 2009 a la posibilidad de recuperar las acciones.
Este fue un compromiso al que se llegó antes de que prácticamente el 75 por ciento de los títulos pasaran a la autocartera del club y, posteriormente, el capital social recalase en la Fundación Cent Ants. Dicho pago se encontraba sujeto a la recalificación de los terrenos del estadio. Esto se debe a que en el pacto inicial se indicaba que el club abonaría tal cantidad tras ello, o en el plazo de tres años desde el momento de la firma.
El conjunto granota rechazó la denuncia, alegando que había cumplido con sus obligaciones. Lejos de que alguno reculase y cediese a las peticiones del otro, a finales de año club y expresidente se citaron en los juzgados sin llegar a ningún acuerdo. Durante el último año, se ha producido un acercamiento entre ambas posturas, por lo que fue posible llegar a un acuerdo. Finalmente, la entidad granota está pagando en tres plazos a Villarroel un total de 1,2 millones de euros, precisamente la cantidad que el propio expresidente reclamaba.