Pocos podían imaginar un desenlace tan duro para el Levante UD después del doblete de Roger Martí en apenas 20 minutos de juego en el derbi de la Capital del Turia. Sin embargo, la mala fortuna al filo del descanso que llevó al de Torrente a firmar su tercer gol de la tarde, pero en esta ocasión en su propia portería, fue un mal augurio para lo que llegaría después. Sin duda, la clave del partido.
La pegada del Valencia, con algunos destellos certeros de Rodrigo, Gameiro y Ferran fueron suficientes para darle la vuelta a un partido en el que los de Celades se vieron obligados a rehacerse en varias ocasiones y a jugar a remolque ante un Levante con las ideas claras. Posiblemente eso convierta la derrota en mucho más dura para una hinchada granota que vivió todo tipo de emociones este sábado, primero buenas y luego muy negativas.
El Levante se mantuvo fiel a su estilo, a pesar de todo lo que tenía en contra, y el fútbol le sonrió durante la primera mitad hasta el 2-1. Paco López le ganó la partida táctica a Celades, que no pudo nada más que verlas venir hasta el minuto 20. El técnico valencianista volvió a apostar por el 4-3-3 una vez más para reforzar la medular y contrarrestar la red de centrocampistas que montó el Levante. El Valencia, a remolque, cambió al 4-4-2 para y comenzó a recuperar el tiempo perdido.
Fue un castigo demasiado excesivo para los levantinistas y quizá demasiado premio para los valencianistas que echaron por la borda una primera mitad y se encontraron con un tanto por fortuna de esos que se conocen como psicológicos. Ese nombre nunca tuvo más sentido ya que los valencianistas supieron encontrar su juego a base de peligrosas contras letales para un Levante corto de efectivos en defensa y que vio cómo dos de sus canteranos se estrenaban en la élite aunque con un final nada alegre para ellos en el derbi.