El Levante UD cae con honor y se queda a las puertas de la final de la Copa del Rey tras perder ante el Athletic Club en el Ciutat de València. Los granotas se pusieron por delante en el marcador gracias a un gol de Roger en el primer tiempo, pero Raúl García subiría las tablas en el luminoso tras anotar desde el punto de penalti. Finalmente, un disparo de Berenguer, desviado por Vukcevic, terminaría sentenciando el duelo en el segundo tiempo de la prórroga. Así se vivió el partido desde dentro:
Quedaban todavía varias horas para que comenzase el duelo en Orriols y los aledaños del estadio ya se iban llenando de espectadores que querían transmitir sus ánimos al equipo. Desde "vamos mi Levante, vamos campeón" a "de pequeño, yo te empecé a seguir...", los cánticos se iban sucediendo. Tanto fue así, que el mismo speaker quiso unirse a la fiesta como si los granotas estuviesen dentro del mismo Ciutat de València.
Empezó a sonar 'Pero a tu lado', del grupo Los Secretos, canción icónica para el levantinismo, desde las entrañas del Ciutat. La respuesta no se hizo esperar, y es que en apenas dos segundos los aficionados comenzaron a cantar los acordes tan característicos que siempre acompañan al conjunto azulgrana. "He muerto y he resucitado...", los pelos se ponían de punta. La canción, sin embargo, duró poco, pues el speaker comenzó a interactuar. "Se siente, se nota, Valencia es...", y los levanitnistas respondían a voz en grito que la capital del Turia era granota. Así hasta en tres ocasiones.
Pasaron los minutos y por fin llegó el equipo al estadio. Se armó todavía más revuelo. La gente comenzó a cantar, aplaudir, gritar... estaba claro que el Levante jugaría con doce jugadores. Y así mismo se notó sobre el césped. Los de Paco López salieron con todo y con ganas, tanto que Roger terminaría abriendo el marcador cuando había transcurrido menos de media hora de partido. Hasta los coches que pasaban por los alrededores tocaron el claxon para mostrar el apoyo y la alegría en la distancia. El gol era importante, sí, pero los nervios todavía se palpaban en el ambiente, en la grada del feudo granota.
El Athletic Club se volcó en ataque, la tranquilidad se iba disipando con el paso de los minutos. Al final, una carrera por la banda, ves que Vezo no puede llegar a tapar el centro y entonces sucede. Ves a Raúl García y Duarte sobre el césped, rodando, penalti claro. La cabeza se te bloquea por un segundo, pero confías en Aitor. De hecho, el vasco llega incluso a rozar el balón, pero el esférico termina tocando la red. "Toca aguantar, mínimo para la prórroga, lo importante es que ellos no anoten", se te pasa por la cabeza.
Empezó a verse un Levante nervioso, impaciente e impreciso. Los de Marcelino empezaban a dominar. Sin embargo, hubo una ocasión clara que bien pudo acabar en gol en propia puerta de los vascos, pero el poste lo evitó. Como habrían cambiado las cosas si el balón hubiese decidido entrar. Pasan los minutos. Cada vez que el Athletic Club se acerca asusta, preocupa. Sin embargo, el gol no llega para ninguno. Toca prórroga.
Ya en la prórroga, ambos conjuntos se lanzaron a por el encuentro, tratando de evitar los penaltis. Con ocasiones para los dos bandos, nada está claro. "Esto huele a penaltis", se comenta en la grada. "Prefiero eso a que marque el Athletic Club", responden otros. Sin embargo, la suerte no estaba de su lado. Ya en el segundo tiempo, un disparo de Berenguer, con la mala fortuna de que terminar siendo desviado por Vukcevic, acaba dentro de la portería. 1-2, no hay tiempo para remontar, es prácticamente imposible. No negaré, sin embargo, que había cierta esperanza, aunque en disputa con el realismo.
Es entonces cuando la decepción y la tristeza empiezan a apoderarse del cuerpo. Las lágrimas acuden a los ojos, es imposible frenarlas. El Levante lo intenta pero no hay suerte. Más lágrimas. A veces ni los propios periodistas podemos contener las emociones. Sin embargo, la decepción no es por el partido de los granotas, ni mucho menos.
El Levante ha luchado, se ha hecho grande, ha demostrado que puede imponerse a cualquiera.
El Levante ha luchado, se ha hecho grande, ha demostrado que puede imponerse a cualquiera. No todos han llegado hasta aquí. Han sido cuatro equipos los que lo han hecho, y algunos con mucho más presupuesto que los granotas se han quedado por el camino. El trabajo de Paco López y la plantilla ha sido extraordinario. La afición, y el trabajo del club, de 10. La fortuna, sin embargo, se lleva un suspenso. Jugar con las ilusiones es complicado, pero como dicta el juego, algunas veces se gana y otras se pierde.
El Levante no habrá conseguido el pase a la final, pero la historia ya está hecha. Nunca fueron favoritos a pesar de que los resultados le acompañaban, pero supieron ganarse el respeto y cariño de todos. No, los sueños no se han roto, solo se van a hacer de rogar un poco más. Quién sabe, ¿y si están esperando a cumplirse cuando afición y equipo puedan tocar el cielo de la mano? Tened presente, granotas, que el mundo os va a recordar por soñar despiertos, como habéis hecho hasta ahora. Además, en el Levante no perseguimos sueños rotos, acordaos que los hemos cosido "con el hilo de tus ojos".
Genial artículo.