El Levante UD, al igual que todos los equipos de LaLiga Santander, detiene su actividad esta semana con motivo de las fiestas navideñas. Un momento entrañable que seguramente sepa algo más amargo este año para todo levantinista al tener a su equipo en la última posición de la tabla, a 7 puntos de la salvación y en medio de una grave crisis deportiva, con una dirección hacia un triste destino que parece inevitable. Precisamente, esa es la gran hazaña que debe protagonizar el equipo tras este parón navideño. Los jugadores regresarán al trabajo el próximo lunes 27 de diciembre por la tarde y deben aprovechar el encuentro con sus familias para recargar las pilas y emplearlos como acicate para lo que se les viene encima.
"Tendrán que matarnos para que no cuenten con nosotros en Primera División el año que viene", afirmaba el presidente Quico Catalán en la Junta General de Accionistas celebrada el pasado miércoles. Con ese espíritu deberá regresar el equipo si quiere tener algún tipo de opción de llegar con vida al final de la temporada y poder salvar la categoría, toda una utopía en estos momentos.
En algún momento, el Levante deberá reencontrarse con el triunfo pero para ello debe mejorar considerablemente en todas las parcelas del terreno de juego, sobre todo, en defensa. El propio Alessio Lisci es consciente de que la clave está en la actitud de sus futbolistas pero también en el trabajo táctico defensivo. De poco sirve conseguir adelantarse en los partidos incluso firmando tres goles como ante el Valencia o el Espanyol si luego, el equipo se muestra tremendamente vulnerable y encaja goles por excesivos e infantiles errores.
A la vuelta de la competición, el Levante tiene por delante 20 partidos para evitar otro episodio negro negro en su historia reciente y sin más distracciones que LaLiga pues la Copa ya es historia desde el desplazamiento del Alcoyano, debe hacer todo lo posible por dar una alegría a todos los levantinistas que esta temporada sólo están viviendo decepciones.