El Levante UD ha caído de la forma más cruel posible. Cuando ya tocaba con la yema de los dedos el ascenso a Primera División tan solo una temporada después de caer en el pozo de Segunda, una polémica decisión de Hernández Maeso le ha privado de se empate a cero que le servía para subir de categoría. Ha sido en el minuto 128 cuando Asier Villalibre ha anotado el gol de la victoria para el Deportivo Alavés y, aunque aún le ha dado tiempo al conjunto granota a hacer alguna intentona, el pescado estaba ya todo vendido. Tras el pitido final, la desolación y las lágrimas han sido la nota dominante entre los jugadores y los aficionados. Estaba tan cerca que parecía ya una realidad, pero esto es fútbol y quizás es bonito por lo impredecible que es, aunque no siempre la suerte caiga del lado que uno quiere.
Como puedes ver en el vídeo de la parte superior de la pantalla, los llantos desconsolados y las miradas perdidas han sido las protagonistas tras el pitido final del que ha sido sin duda el protagonista del partido: Hernández Maeso. Hasta el propio Javi Calleja se ha sentado llorando en el banquillo como se puede ver en las imágenes. Sus lágrimas son las de todo el levantinismo, al que no le queda otra que levantarse y luchar la próxima temporada por recuperar su sitio en la máxima categoría del fútbol español.
Cuando parecía todo hecho, Hernández Maeso le ha arrebatado al Levante UD un ascenso que había merecido sobre el campo. El empate le valía por haber clasificado por delante en competición doméstica y el colegiado añadió tres minutos en la segunda parte de la prórroga. En el último instante, tras un saque de esquina, el balón rozó ligeramente en el brazo de Róber Pier. Tras una larga revisión desde la sala Vor por parte de Eduardo Prieto Iglesias, ha llamado al árbitro de campo a la pantalla y este ha decretado penalti.
Decir que Hernández Maeso fue el protagonista del partido es inducir a que la gente crea que el árbitro impidió el ascenso del Levante. El Levante no asciende por el conformismo que demostró todo el partido con ese empate que le servía. Varios de sus jugadores, cosa que desgraciadamente hacen todos los equipos, se dedicaron a perder mucho tiempo en la prórroga. El tiempo añadido por el árbitro estaba bien justificado. Nadie arrebató al Levante el ascenso, sólo su conformismo y no ir a por la victoria en casi ningún momento.