El Levante UD sacó más conclusiones positivas que recompensa y lo importante es que se marchó de Valladolid con la percepción de que sale reforzado y con un buen sabor de boca pese a prolongar su dinámica adversa fuera de casa (ya van doce desplazamientos consecutivos) y seguir sin poder ganar de visitante desde el 6 de octubre en casa del Albacete. Un equipo valiente, que tuvo acciones a favor y también sufrió, en un encuentro de poder a poder. Un partido que pudo caer del lado del Levante en la acción de Fabrício, pero acabó en fuera de juego. Felipe está haciendo crecer a nivel colectivo e individual, con propuesta e intención, pero faltó una mayor respuesta de las soluciones desde el banquillo.
En ElDesmarque analizamos la actuación de los jugadores y de Miñambres:
Andrés Fernández (6): Respiró cuando la primera que tuvo el Valladolid en las botas del jugador más peligroso pucelano hasta que fue cambiado (el zapatazo de Monchu en el minuto 20) se marchó al travesaño. Poco después, dio el susto cuando salió valiente ante Negredo, que ya se plantaba sin oposición ante él después de aprovecharse del despiste de Dela, ya que se dañó en la rodilla. Le costó salir cuando debía y genero el 'uy' en Pucela en el minuto 58, pero Algobia solventó el entuerto. Se creció y estuvo providencial en un remate peligroso de Stipe Biuk.
Andrés García (6): Hizo daño proyectándose desde la banda, como carrilero, mucho mejor que ejerciendo de lateral derecho, donde lo pasó peor, sobre todo ante un Lucas Rosa que le hizo mostrar esas cualidades que como extremo natural aún debe por pulir. Buscó el ataque con su verticalidad y estuvo muy atento a Sylla que caía mucho en su costado. Cuando pisaba el área era puro veneno. La primera que tuvo el Levante en la segunda parte fue gracias a un centro suyo que Tárrega estuvo a punto de convertir en autogol.
Dela (5): Sufrió mucho después de haber sido providencial en el minuto 25 al salvar en línea de gol un remate punteado de Sylla, rechazado en última instancia por Andrés García, que ya había superado a Andrés Fernández. Y se mostró frágil desde que dio un pase atrás que generó un mano de Negredo con el guardameta granota que solucionó el jaleo. Ese error le generó desconfianza en el desplazamiento del balón, pero no se arrugó y fue resarciéndose.
Maras (6): Imperial en las acciones aéreas. Su llegada ha solventado una de las carencias de la plantilla: la falta de centímetros. Es incuestionable su liderazgo y su rendimiento era una incógnita después de no haber jugado absolutamente nada con el Alavés. Cuarta titularidad seguida (Andorra, Burgos, Elche y Valladolid) y jugando los noventa minutos. Con la salida de Negredo y la reubicación de Sylla en la punta ataque sufrió más y tuvo que multiplicarse en tareas defensivas.
Álex Muñoz (6): Siempre seguro, sobrio, contundente, aportando en el juego aéreo y siendo un argumento más en la salida del balón. Su futuro en el Levante pasa sí o sí por ascender, pero eso no le impide para demostrar que su compromiso está fuera de duda. La entrada de Iván Sánchez le exigió un poco más. Es un líder lleve o no el brazalete.
Algobia (7): Hay que remontarse al 27 de enero de 2024, contra el Tenerife, para encontrar la última titularidad de Algobia. Condicionado en exceso por las lesiones durante toda la temporada, Felipe lo recuperó en Pucela para ser el eslabón defensivo de una apuesta más ofensiva de lo habitual. Le dio esa altura que necesitaba al equipo en el juego aéreo, compensó a todos y se multiplicó en tareas defensivas ante la acumulación de granotas que pisaban el ataque y al equipo le costaba ejecutar el repliegue defensivo. Fue amonestado en el minuto 38. Salvador en el minuto 58 ante la fragilidad en la salida de Andrés Fernández en una acción a balón parado.
Pablo Martínez (6): No fue el partido en el que fue más protagonista, pero sí entendió lo que tenía que hacer, ayudando a todo el mundo. Todas las acciones a balón parado nacían de sus botas. En el minuto 64 ejecutó un saque de esquina que pasó por las inmediaciones del área del Valladolid sin encontrar rematador. Fue un jugador de idea y vuelta. Otro rol, otra función y productivo.
Rober Ibáñez (5): Le costó meterse en el partido. Era la gran novedad en el once. No había sido titular esta temporada. Esa inactividad le pasó factura hasta que fue 'cazado' por De la Hoz en el minuto 25 y le puso en órbita. Pasó de ser un Rober dubitativo a encontrar su sitio, alejándose de la banda y generando superioridad por dentro. Probó a Masip con un zurdazo cruzado que salió rozando el palo izquierdo antes de la hora del cara a cara. Fue amonestado antes del descanso y corrió el riesgo en el 57 con unas torpes manos que podían haberle costado muy caro a él y al equipo. Desaparecido en la segunda parte y relevado por Iván Romero cuando la gasolina se le agotó.
Brugué (6): Sacrificio al máximo. Tuvo que multiplicarse en defensa ante las acometidas de Luis Pérez. Es puro compromiso tanto de extremo zurdo como cuando le tocó bajar al barro, ponerse el mano de faena y ejercer de un zaguero más como lateral izquierdo. Iba a todas pese a llevarse un montón de golpetazos. Toda la banda izquierda era para él. En el minuto 69, una magnífica acción que nació de sus botas no la pudo materializar Fabricio. Lo intenta todo. Una transición de Oriol Rey acabó en un derechazo suyo que terminó en saque de esquina y fue su última aportación antes de ser relevado por Álex Valle.
Sergio Lozano (5): El Levante necesita su fútbol. Llueve mucho de aquel Lozano al que le caían las asistencias de gol en el inicio de temporada. Era determinante como doble pivote y Miñambres lo recuperó para el once después de sus suplencias ante Burgos y Elche como mediapunta. Indetectable y buscando conectar con Fabrício, aunque estuvo impreciso en la toma de decisiones. Le costó tapar todos los huecos y evitar la salida de balón del Valladolid desde atrás. Se atrevió con los pases interiores, pero falló en la toma de decisiones.
Fabrício (6): Fabri contra el mundo. Lástima que estuviera en fuera de juego, en el minuto 87, en el remate previo de Pablo Martínez, que hubiera supuesto el 0-1. Fue un constante incordio. Un portento de la naturaleza, una vez más, pero sin control. Protagonizó con Boyomo uno de los cara a cara del partido, aunque el que más le secó fue César Tárrega.
Falló en la toma de decisión en las dos primeras que tuvo. En la primera parte, en el minuto 22, en uno de los arreones clásicos de Álex Muñoz pensó demasiado, se quedó sin ángulo y su remate se marchó desviado al lateral de la red. Y posteriormente, tras un pase, aunque la acción estaba invalidada, Fabri recortó a Masip y se quedó sin portería. En el minuto 69, en una acción personal de Brugué no vio a Andrés García que llegaba solo en el segundo palo y cabeceó fuera en una posición muy forzada. Hay pánico por Fabricio. Es increíble el gran número de infracciones del Valladolid sobre el ariete granota sin ser penalizadas por el colegiado.
Iván Romero (5): Salió por Rober Ibáñez en el minuto 71 de partido. Fue el primer cambio, cayendo en banda derecha, una posición en la que se mostró impreciso y apenas generó. Pobre en ataque y trabajador en tareas defensivas.
Édgar Alcañiz (-): Salió por Sergio Lozano en el minuto 79 de partido. Aunque entró por Lozano, que ejercía de enlace con Fabri, estuvo más centrado en reforzar el centro del mando. Segunda presencia en el primer equipo tras entrar en el descuento de la primera jornada ante el Amorebieta.
Oriol Rey (-): Salió por Algobia en el minuto 79 de partido. Oxigenó el centro del campo y entró por un Algobia que estaba amonestado.
Cantero (-): Salió por Fabrício en el minuto 88 de partido. Debió entrar mucho antes en acción para dar oxígeno a un Fabrício que acabó agotado.
Álex Valle (-): Salió por Brugué en el minuto 88 de partido. Entró sin tiempo, simplemente para frenar las últimas llegadas del Valladolid desde la derecha y como carrilero zurdo.
Felipe Miñambres (6): De inicio, Felipe Miñambres le dio una vuelta de tuerca más en el once con cuatro caras nuevas con respecto a su apuesta inicial frente al Valladolid. Xavi Grande, Oriol Rey, Iván Romero y Bouldini dejaron su sitio a Rober Ibáñez, Ángel Algobia, Andrés García y Sergio Lozano. Un apuesta ambiciosa, valiente y plagada de recursos tácticos para corroborar la mejoría.
De partida, el míster combinó dos dibujos (1-4-2-3-1 y 1-3-5-2). La variación estaba en la posición de Andrés García, lateral diestro en el esquema, y que se extendía a carrilero, dejando una línea de tres centrales (Dela-Maras-Álex Muñoz), en tareas ofensivas, haciendo que Rober Ibáñez jugará más por dentro. Carriles largos para tapar a un equipo con magníficos centradores.
Una apuesta plagada de versatilidad, con la riqueza táctica que te dan Róber Ibáñez, Brugué, Lozano y Andrés García, jugando al primer toque, intentándolo, pero sin la precisión en la toma de decisiones porque, además, apenas habían jugado juntos. Por primera vez, Miñambres quitó la figura de los dos delanteros y eso ayudó para remover el equipo y que Fabri generara espacios para que esos jugadores indetectables aparecieran en distintas zonas para hacer daño.
Los cambios llegaron tarde. El Levante acabó con tres centrales (Dela-Maras-Álex Muñoz), dos carrileros (Andrés García y Álex Valle), con Oriol Rey y Pablo Martínez en el centro de mando, y con Édgar Alcañiz asociándose con Cantero en ataque.