José Danvila insiste en que se está trabajando en estabilizar el Levante UD a nivel institucional sin la necesidad de subir a Primera División de inmediato, pero que, paralelamente hay que hacer "un equipo competitivo". Del todo o nada de la pasada temporada, el consejero delegado reconoce que fue una decisión, por un motivo claro, y que no quedó otra que "apechugar".
Además, Danvila ensalzó la figura de Felipe Miñambres, esa doble función "porque lo que no queríamos era hipotecar el futuro. “Es un hombre de fútbol, ama su trabajo, es un enfermo, un apasionado y comparto mucho su filosofía, su mentalidad de fútbol”, alabó el consejero delegado al entrenador-director deportivo que será el arquitecto del proyecto 2024/2025. "Felipe consiguió hacer una plantilla ilusionante después de desprenderte de todos los activos del año pasado, que estaríamos hablando que que era la plantilla más cara que había en la Segunda División. Una plantilla súper competitiva, con aspiraciones y activos importantes en el cortísimo plazo, eso es de un muy buen director deportivo”, añadió Danvila sobre Miñambres.
“Nosotros trabajamos en un plan de club que en la parte deportiva va por una línea y nosotros, lo que necesitamos es estabilizar a nivel económico, y no se cuenta subir a Primera División en este primer año o dos años. ¿Si podemos subir este año…? pues todos los años vamos a intentar subir a Primera División y vamos a tener que hacer un equipo competitivo, pero lo que no podemos es generar una expectativa de una obligación de subir. Nosotros vamos a generar una estabilidad financiera para que después se dé esa tranquilidad y poder subir independientemente, incluso este año o el que viene”.
“Es una decisión y al final lo que tienes que hacer es apechugar. Yo sé el motivo de esa decisión. En el Consejo hubo voces contrarias, pero el motivo fundamental para aguantar la estructura de un equipo de Primera División en Segunda División era por no despedir a gente. Es una realidad, no se redujo la estructura porque el presidente, en este caso fundamentalmente él, no quería despedir a gente. Primó eso a reducir la estructura y hacerla pequeña”.
“Esa sensación era un poco más de la afición. Con Javi, lo he hablado con él, el equipo era muy irregular, empezó muy bien, tuvo un bajón, volvió a subir, recuperó y volvió a bajar, ¿qué ocurre?… el equipo era inmaduro, estaba superando situaciones adversas, pero no mejoraba en madurez, no aprendía del error. También le ocurría en un mismo partido, que era capaz de ganar 2-0 y después empezaba la segunda parte y el equipo desaparecía, te empataban en dos minutos, tenías que ir a contrapié para ganar el partido… Era un poco inexperto en ese aspecto. Y, sobre todo, que no tenía esa madurez de pensar: yo me caigo, me tropiezo y me levanto, pero ya no vuelvo a cometer el mismo error y lo cometía.
"Eso creo que es lo que lo que al final nos lleva a tomar la decisión de que Javi no siguiera, que había que darle ese punto más de exigencia al equipo, exigirle más porque el equipo se echaba hacia atrás en muchos partidos. Ahora, por ejemplo, morimos con las botas puestas. Si perdemos, a lo mejor, es por exceso de ímpetu, que también hay que controlarlo. Porque el fútbol, al final, es estrategia pura, hay que saber manejar los tiempos de un partido.
"Con Javi he tenido muy buena relación. Es un tío que, repito, es entrañable, tiene un gran corazón y es una persona maravillosa. Lo que pasa que en esto del fútbol, desgraciadamente, como todo el mundo, con la frase típica, los resultados mandan y en este caso, los resultados no salían y teníamos que darle ese punto más de exigencia para estar más arriba”.
“Está cumpliendo una doble función. En ese momento, lo que no queríamos era hipotecar el futuro. Dentro de lo que teníamos, con opciones que manejamos de entrenadores, no estábamos seguros y le dije a Felipe que tenía que coger el equipo, que íbamos a acabar la temporada con él, que vamos a ver hasta dónde somos capaces de llevarlo y a partir de ahí, en el camino, vamos decidiendo sobre lo que vamos a hacer”.
“Sí, sí, aparte es un hombre de fútbol, ama su trabajo, es un enfermo, un apasionado y comparto mucho su filosofía, su mentalidad de fútbol”.
“¿Sabes lo difícil que es encontrar un buen director deportivo? En una dirección deportiva, con una franja de mercado, tienes que vender jugadores, comprar futbolistas y confeccionar una plantilla para ser lo más competitivo el año siguiente con los recursos que tengas. Felipe consiguió hacer una plantilla ilusionante después de desprenderte de todos los activos del año pasado, que estaríamos hablando que que era la plantilla más cara que había en la Segunda División. Una plantilla súper competitiva, con aspiraciones y activos importantes en el cortísimo plazo, eso es de un muy buen director deportivo”.
"Dentro de lo que teníamos, con opciones que manejamos de entrenadores, no estábamos seguros y le dije a Felipe que tenía que coger el equipo, que íbamos a acabar la temporada con él y a ver hasta dónde somos capaces de llevarlo y a partir de ahí, en el camino, vamos decidiendo sobre lo que vamos a hacer”
“En el inicio del presupuesto estábamos en seis millones de venta de jugadores. Creo que por la gestión de la cuenta de explotación podríamos estar hablando de menor cantidad, estaríamos hablando de cuatro o cuatro y medio, por lo tanto se está haciendo un buen trabajo en cuanto a la reconducción de la cuenta de explotación”.
“Sí que hay activos. En la primera fase de la temporada, habrían jugadores del Levante que cualquiera diría que han destacado, en la segunda parte son otros… es decir el problema del fútbol es que es muy temporal. A lo mejor acabas los cinco últimos partidos de maravilla y esos jugadores son los que realmente están en valor cuando la gente a lo mejor no está valorando lo que han hecho en las jornadas anteriores. Que un jugador que ha estado fantástico en 75% de la temporada y porque se ha lesionado no esté en el mercado es un poco injusto, pero yo estoy convencido que hay muchísimos activos”.