Esta vez sí. El Levante se reactivó en La Cerámica y se aferra a la esperanza con una victoria de autoridad (0-3). Una de esas alegrías que regeneran la ilusión y que, a la espera de los resultados de los rivales directos, coloca a los granotas con los mismos 55 puntos que la sexta plaza. Álex Muñoz, Brugué y Dani Gómez sellaron una goleada que enloqueció a los muchísimos fieles de Orriols que se plantaron en el feudo amarillo, olvidando el disgusto de la última derrota en el Ciutat de València y entonaron el 'sí se puede'. Un subidón de energía que, además, rompe una racha de 13 desplazamientos sin ganar fuera de casa y tuvo que ser en un escenario donde ya se ganó el curso pasado.
El Levante se tomó en serio el mensaje de Felipe Miñambres de ser un equipo más agresivo e intenso y arrancó con la ambición de lo muchísimo que había en juego. Espoleados por una afición entregada, los granotas comprendieron que no podían repetir la imagen mostrada ante el Cartagena y arrancaron dominadores. Sobre todo gracias a un Sergio Lozano que se reencontraba con su pasado y asumió galones en un partido especial.
El '21' fabricó la falta del 0-1, la buscó, la generó y Ontiveros cayó en las redes. El resto fue cosa de Pablo Martínez, que con un golpeo venenoso de diestra forzó el error de Iker Álvarez y el rechace cayó en botas de Álex Muñoz que mandó el esférico a la red con la pierna izquierda. Era su segundo tanto de la temporada después del que dio los tres puntos en el Ciutat de València ante el Sporting de Gijón. El Levante golpeó primero, pero antes, Cabello y Dela taparon por dos veces la primera llegada del filial groguet con Carlos Romero como protagonista.
El encuentro se descontroló muy pronto. Dani Gómez rozó el segundo prácticamente en la jugada posterior al tanto de Álex Muñoz tras un sensacional regalo de Carlos Álvarez. El gol no cambió el discurso del Villarreal B que empezó a crecerse a medida que el Levante fue evaporándose en la medular. Todo comenzó con una pérdida de Oriol Rey, al que le escapó el control tras un pase de Carlos Álvarez, pero apareció providencial Cabello ante Forés para echar el cerrojo y salvar el jaleo. Fueron momentos complicados ya que el filial olía la sangre y el Levante se mostraba frágil y cometía demasiados regalos, demasiadas pérdidas, aunque también tenía capacidad de reacción.
Hacía falta pausa, más ayudas en la salida de balón, pero sobresalía la fragilidad provocando situaciones de superioridad del rival en zonas peligrosas. De un centro de Pablo Iñiguez, que se paseó por la línea de gol superando a Andrés Fernández, apareció Dela para evitar el 1-1 y luego el propio guardameta granota sacó la manopla a un remate de Carlo Adriano. Era un ida y vuelta y todo podía pasar. El Levante necesitaba mantener el mismo ímpetu, la misma energía, y el encuentro requería de más control y seguridad.
El Villarreal B acariciaba el empate, pero dejaba espacios y ahí apareció, otra vez, Sergio Lozano, para ejecutar un pase mágico, su octava asistencia de la temporada, para Brugué, que sacó su dinamita, para encarar a Iker Álvarez y superarle con un toque sutil, sencillamente majestuoso. 0-2 y la locura invadía a los casi 1.200 granotas que poblaban el Fondo Sur de La Cerámica. Muchas notas positivas, un Levante muy activado, con la intención de ganar, pero que necesitaba ajustar aspectos porque el Villarreal B estaba generando peligro de todas las maneras posibles, sobre todo con pérdidas imperdonables. En el intercambio de golpes, la efectividad granota marcó la diferencia.
Y a los ocho minutos de la reanudación, sin Pablo Martínez relevado al descanso por Kochorashvili, Andrés García ejecutó un centro perfecto y Dani Gómez, en un remate inverosímil, entre dos defensas, sacó la punterita para batir a Iker Álvarez y hacer el 0-3. Pero había que seguir con cuidado con las pérdidas y esta vez Kocho cometió ese error y el Villarreal B volvió a acariciar el gol.
El tercero puso en órbita más todavía a Dani Gómez, que necesitaba recuperar la alegría del gol y además estaba en ese puntito de inspiración que le hizo acariciar el doblete en su cuenta personal. Los delanteros del Levante están en el foco y el madrileño se quitó un peso de encima con esa celebración, con su segundo tanto en 2024 después del que supuso la épica remontada contra el Elche.
Con el 0-3, el Levante firmó los mejores momentos en la era Felipe Miñambres ante un rival agotado y zarandeado por el resultado. En el intercambio de golpes, el Villarreal B no reaccionó, cayó en la lona y el partido se acabó con el tercero al grito de 'que bote el Ciutat'.