Los regresos de Vicente Iborra y José Luis Morales acaparan prácticamente todos los focos de la confección deportiva del proyecto de Levante 2024/2025, sobre todo por su impacto emocional. Y en la presentación de Julián Calero no iba a ser menos. Pero para que se resuelva esa doble incógnita hay muchas aristas aún por pulir. Lo de Iborra y Morales se está cocinado a fuego lento porque hay barreras que no se pueden desbordar. Simplemente con el sentimiento de los jugadores no va a ser suficiente. Los dos quieren venir, han elegido jugar en el Levante y ayudar a pelear por volver a Primera División... y esperarán todo lo que puedan. “Los jugadores buenos son jugadores buenos; estos son extraordinarios. Son cosas que ilusionan al levantinismo, si estamos todos de acuerdo, ojalá se puedan hacer. Pero no quiero hacer castillos en el aire con nada”, expresaba Calero con cautela.
Todo el mundo (Levante, jugadores y entorno) va a poner todo de su parte, y ya lo están haciendo, pero la clave la recordó (una vez más) Felipe Miñambres en la puesta de largo de Calero. “Ojalá puedan estar con nosotros. Hay que ver el Fair Play. Está ajustada la cosa. Veremos la cifra de cada uno. Es un sueño poder incorporarlos. Todavía es pronto. Queremos poner en valor que ellos, en este momento, no vienen aquí por un tema económico sino por el sentimiento de vestir la camiseta del Levante y tratar de ayudar en nuestros objetivos. Hay casos en los que ha ocurrido y ojalá podamos contar con las mayores facilidades posibles para poder incorporarlos dentro de nuestro Fair Play”, insistía Felipe.
A la espera de la valoración de LaLiga y conocer los parámetros económicos en los que moverse en ambas situaciones, la maquinaria sigue fluyendo, con una hoja de ruta trazada con los jugadores y sus representantes, sobre todo con el caso del Comandante. Con Iborra, sus declaraciones en el apogeo continental generaron un impacto enorme y ese primer contacto oficial (entre Felipe Miñambres y Fede Marco, agente del jugador) se produjo la semana pasada. La respuesta de ambos es positiva, conscientes de las circunstancias que rodean al club, pero ahí está el interrogante de si aguantarán todo lo que necesitará el Levante hasta tener claro si puede encajar o no ambas piezas.
El propio Iborra, en la previa de la final de la Conference, en palabras a El Desmarque, entendía que el club “tenga prioridades, cosas mas importantes que yo ahora mismo”. Tanto él como Morales han trasladado su predisposición a adecuarse a este escenario, a este mercado que será lento y en el que, evidentemente, el Levante no puede maniobrar sin tener el dictamen real de LaLiga, lo que le computará por ambos jugadores en el límite salarial para conocer si puede incorporar a uno de ellos, a ambos o incluso, que parece improbable, a ninguno de los dos.
No hay unos parámetros fijos para ese ajuste necesario, cada caso tiene variables diferentes y se estudia de manera independiente. Y el mensaje de puertas para dentro, con la boca pequeña, es que creen que el ente organizativo será flexible y podrá contribuir a que se puedan acometer ambas operaciones. A lo Cazorla y el Oviedo de la temporada pasada.
De momento, el conjunto granota no puede inscribir a ninguno de los dos. Por cuestiones deportivas, entre ambos, la vuelta de Morales se entiende como más necesaria porque en la demarcación de Iborra hay más efectivos de confianza, aunque con el cinco veces campeón de Europa hay argumentos muchísimo más importantes que ese rendimiento deportivo que, además, en Olympiacos demostró que lo puede dar de sobra. En el eje de operaciones, dos de ellos (Pablo Martínez y Kochorashvili) están señalados en rojo como potenciales operaciones de venta en distintos escenarios. El Levante, por obligación, tiene que acelerar en una ‘operación salida’ que tiene el 30 de junio como una fecha señalada para hacer caja por 4-4,5 millones de euros para un equilibrio presupuestario.
El deseo es acometer los regresos de Iborra y Morales, pero hay otras necesidades que hay que ajustar previamente tras echar a rodar el primer proyecto de Julián Calero. Por número de jugadores, el engranaje cojea en defensa, sobre todo en el lateral izquierdo (solamente está el canterano Marcos Navarro) y en el eje de la defensa (con Dela, Cabello y el recuperado Carlos Giménez, que puede actuar también de lateral derecho, que es donde ha despuntado en Unionistas de Salamanca).
Además, una de las grandes urgencias pasa por remodelar el frente de ataque (no solamente con el hipotético regreso de Morales) y eso que todos los delanteros tienen contrato en vigor. Como contó El Desmarque, Bouldini (2027) está en la rampa de salida y se trabaja en un traspaso, al igual que Dani Gómez (2025) y Fabrício (2027) tienen la puerta abierta y Cantero (2025) quiere salir. Ya lo dijo Felipe que todos están en venta y nadie es imprescindible.