Lucas Torró se ha hecho con la titularidad del centro del campo de CA Osasuna en las últimas jornadas en las que su equipo ha dado un paso al frente para sumar tres victorias vitales en su casillero.
El de Cocentaina llegó en agosto a Pamplona con la vitola de titular tras su aventura germana en el Eintracht Frankfurt, conjunto en el que no contó con el protagonismo que él esperaba. Las continuas lesiones hicieron que solo pudiese jugar en Bundesliga 888 minutos de 6.120 posibles en dos temporadas.
El ancla rojilla comenzó con pocos minutos LaLiga Santander debido a su lesión muscular que le impidió estar ante el Eibar y el Athletic. El gran rendimiento de Moncayola también hizo que Jagoba Arrasate diese continuidad al canterano en detrimento del nuevo fichaje.
La grave lesión en el bíceps femoral de su pierna izquierda sufrida ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán el 7 de noviembre hizo que su progresión se volviese a ver afectada por causas ajenas al futbolista. El 12 de enero, Torró volvió a tener minutos frente al Granada.
Tras ese encuentro fue titular en Valencia (1-1) y en El Sadar contra el Granada (3-1). Parecía que la victoria dio alas a un canterano madridista que vio cómo el 4-3-3 que propuso su entrenador con él como director de operaciones le venía como anillo al dedo.
Un nuevo contratiempo en su muslo le dejó fuera de la convocatoria ante el Betis.
Parecía que la mala suerte convivía con el jugador, pero en los dos últimos partidos Osasuna sumó 6 puntos ante el Eibar y el Levante con Torró como uno de los principales artífices.
El mediocampista ha conseguido encadenar grandes actuaciones para alegría de un Arrasate que conoce la importancia del alicantino en el juego del equipo.
Es una pieza clave en Osasuna. Su gran físico hace que pueda abarcar mucho terreno de juego acompañado en los costados por otros dos futbolistas que le ayudan con su labor justo por delante de los centrales.
En los duelos por alto es un valor seguro. Sus 190 centímetros hacen los balones que los rivales ponen por alto sean prácticamente suyos en su totalidad, algo que acompaña de un gran criterio a la hora de tocar y sacar balón desde atrás.
La calidad que atesora en sus botas está comenzando a verse en las últimas jornadas para ayudar a su equipo a volver al cauce que lleva a la permanencia.
El próximo lunes Osasuna deberá hacer frente a unos de los gallos de la competición, el Sevilla. El conjunto hispalense saldrá a por todas en El Sadar en un duelo que servirá a los navarros como una prueba de fuego para ver si las tres victorias en las últimas cuatro jornadas han servido como punto de inflexión.