Los peligros de la reducción de equipos en LaLiga: una amenaza para clubes y aficionados
El fallido proyecto de la Superliga europea, del que se cayeron ya la mayoría de los clubes impulsores, contaba entre sus premisas con la reducción de equipos en las ligas nacionales como un elemento supuestamente necesario para la evolución del fútbol en el viejo continente. Unas declaraciones posteriores de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en las que sugería esa idea, pusieron de nuevo el foco en una medida que constituye una clara amenaza no sólo para los clubes, sino también para todos los aficionados.
Los peligros que se derivarían de la reducción de equipos en las ligas domésticas alcanzan a diversos ámbitos, pero su efecto sería especialmente negativo en el económico. Y el mejor ejemplo posible lo encontramos en LaLiga, cuyo valor audiovisual se vería afectado de manera sustancial.
En la actualidad, LaLiga Santander, referencia en el fútbol europeo, cuenta con 20 equipos, por lo que oferta un producto audiovisual de 38 jornadas repartidas durante diez meses en la temporada. Sobre esa base los operadores televisivos calculan lo que ingresarán a través de sus suscriptores y en consecuencia establecen sus ofertas económicas. La merma del número de equipos, y por tanto del número de jornadas, conllevaría una penalización en el valor económico del producto que, a su vez, equivaldría a la pérdida de ingresos para los clubes.
Perjuicio para el futuro económico de los clubes y para los aficionados
Los ingresos por televisión suponen, para muchos, el sustento principal de la viabilidad de los clubes, acuciados además por el difícil escenario en que se han visto inmersos por la pandemia del coronavirus. Además de poner en cuestión el futuro económico de los clubes, la medida acabaría repercutiendo también en los aficionados. No sólo se trata de que su equipo pueda reducir su capacidad competitiva respecto a otras ligas y tenga menos opciones de fichar a mejores jugadores o disponga de peores estadios. Podría incluso afectar a su bolsillo, por la necesidad, por ejemplo, de incrementar el precio de los abonos como compensación.
El impacto económico se haría extensivo a toda la industria del fútbol profesional, un pilar robusto para la sociedad española. Así lo refrendan los números de un sector que es uno de los grandes motores económicos del país: genera 185.000 empleos, más de 4.000 millones de euros en impuestos y supone un impacto en la actividad económica equivalente al 1,37% del PIB.
Más allá de las consecuencias económicas, la reducción de equipos supondría una seria amenaza a la capilaridad de LaLiga, que alcanza a multitud de rincones de España. En concreto, más de una treintena de provincias están ahora mismo representadas entre LaLiga Santander y LaLiga SmartBank. Algunas de esas localidades verían complicarse en gran medida sus opciones de mantenerse en un escaparate internacional como el de LaLiga, con el consecuente perjuicio para su tejido industrial. Por no hablar del efecto que tendría para las ciudades que tienen el turismo como motor de su economía. Además, se dificultaría la potenciación que LaLiga ha conseguido de la sana rivalidad local con su llegada a tantas regiones de nuestro país.
Merma del interés y la emoción
Si es crucial el ámbito económico, no lo es menos el deportivo, donde se encuadran el interés y la emoción, valores básicos de cualquier competición. Y más aún de LaLiga Santander, donde los actuales veinte equipos pueden pelear en batallas diversas como el título, los puestos de Champions y Europa League, la nueva Conference League o el temible descenso.
La pasión que se desprende de la lucha por esos objetivos diferentes es una de las grandes virtudes de LaLiga. Con menos equipos el interés se reduciría, aparte de que se pondrían muchas más barreras a los sueños. Como los continentales, por ejemplo, que han hecho crecer el potencial de clubes como el Valencia CF, el Sevilla FC o el Villarreal CF. Esta temporada deja dos ejemplos referenciales como el del Granada CF, que ha llegado a los cuartos de final de la Europa League, y el propio Villarreal CF, flamante finalista de la competición.
Los clubes se benefician de la fortaleza de LaLiga y de su valor de mercado, que ha ido creciendo exponencialmente en los últimos años manteniendo el mismo formato y número de equipos participantes. Ellos les facilita el crecimiento deportivo y económico, así como la posibilidad de mejorar la oferta global para sus aficionados.
Dificultad para la inversión extranjera
Por último, LaLiga ha logrado captar el interés de la inversión extranjera a todos los niveles, desde la gestión de clubes hasta la esponsorización de los mismos o de la propia competición. Ese atractivo se traduce en una oportunidad de crecimiento estrechamente vinculada al actual formato y al número de equipos en la competición, 20 en LaLiga Santander y 22 en LaLiga SmartBank. Una hipotética reducción del número de equipos, por tanto, reduciría las posibilidades de inversión al haber menos equipos en los que optar a invertir. Incluso el riesgo de la inversión aumenta, ya que la posibilidad de descenso es mayor.
Estos son los peligros que se ciernen sobre LaLiga, sus clubes y los aficionados con la reducción de equipos y el cambio del formato vigente. La industria del fútbol profesional se vería afectada y con ello su importante aportación a la sociedad en, por ejemplo, puestos de trabajo o a través de impuestos. Igualmente se reduciría la importante contribución que LaLiga hace al fútbol aficionado y otros deportes que, tras el incremento en los Pactos de Viana, este año alcanzará más de 125 millones de euros. En definitiva, una seria amenaza para un proyecto que ha puesto el fútbol español en lo más alto del panorama deportivo internacional.