Las últimas temporadas no han hecho sino afianzar la competitividad que caracteriza a LaLiga SmartBank. Una liga igualada como pocas que depara vaivenes clasificatorios continuos, con jornadas de resultados casi impredecibles y una lucha por los principales objetivos clasificatorios que, en muchos casos, sólo llega a dirimirse en las últimas jornadas. A ello no es ajeno el público, que sigue rindiéndose a la emoción de esta competición, como se demuestra con la asistencia de aficionados a los estadios.
La vuelta del aforo al cien por cien en los campos de fútbol tras las restricciones motivadas por la pandemia del Covid-19 ha contribuido a reafirmar esta tendencia. El público ha recibido con alegría la apertura total en las últimas semanas y ello contribuirá a buen seguro a que las gradas de los estadios se llenen aún más hasta final de temporada. Y lo más importante: este seguimiento de los aficionados a sus equipos no tiene por qué estar relacionado directamente con la marcha deportiva de los mismos. Se trata de una fidelidad incorruptible, una pasión que va mucho más allá del nivel que esté ofreciendo el equipo en un momento determinado.
Porque vivir cada partido la emoción de LaLiga SmartBank en vivo está por encima de todo. No sólo por poder vibrar con cada acción del encuentro, sino por lo que implica para los aficionados toda una jornada de vivencias, tradición, confraternización con otros aficionados del mismo equipo o incluso rivales. Para esos aficionados es mucho más que fútbol: es historia, la de sus propios clubes.
Algunos de los clubes de la competición con más historia pueden presumir de un gran apoyo presencial de su afición. Ahí destaca La Romareda, que hasta la jornada 30ª de la presente temporada (datos facilitados por LaLiga) presenta una magnífica media de quince mil espectadores por partido. El Real Zaragoza se encuentra clasificado en mitad de la tabla de LaLiga SmartBank. En cualquier caso, a sus fieles no los condiciona mucho el puesto que ocupe el equipo. Dan su máximo en la grada siempre.
Pablo Palomar, presidente de la Federación de Peñas del Real Zaragoza, explica que “la afición sigue estando ahí, incombustible. Continúa apoyando como siempre y viajando pese a las dificultades de las restricciones. Los actos que hemos hecho han sido un éxito. Y no sólo es gente adulta que ha visto al equipo en otras circunstancias. Tiene mucho mérito que los jóvenes estén tan involucrados. Está por encima de lo futbolístico, es un sentimiento de pertenencia que se transmite de padres a hijos. Seguirá estando y con suerte crecerá”.
Palomar resalta que “hemos llegado esta temporada a las 163 peñas en nuestra federación y somos ya alrededor de 15.000 peñistas federados. Para nosotros es una liturgia. Ir a La Romareda es encontrarte con la propia familia que generas en el fútbol. Los ves cada dos fines de semana y si alguno no va preguntas por él. Igual llevas veinte años sentándote al lado, son amigos. Te relacionas con gente que de otra forma no lo harías. Aprovechas el día para ver a los amigos. El prepartido le da mucha vidilla a la gente y desconectas un poco de la semana. Las peñas no fallan nunca. Es un orgullo porque el zaragocismo está muy vivo”.
El Málaga CF supone otro buen ejemplo de club histórico que va de la mano de su afición en LaLiga SmartBank, ya que más catorce mil hinchas de media por partido pueblan La Rosaleda. Salvador Mata, presidente de la Peña Malaguista Frente Comepipas, considera que “para nosotros es algo especial y estábamos deseando que llegara este momento del aforo al cien por cien. Sobre todo porque ha sido mucho tiempo sin salir a ver partidos del Málaga fuera. Y es que no se trata sólo del rato del partido, sino el tiempo en el autobús, el bar… Pasas un día entero, conoces gente nueva, es un rato de amistad”.
“Lo vivimos como un grupo de amigos que disfruta de un club al que quiere. Si ganas siempre se apunta alguno más, pero a la mayoría nos da igual cómo vaya el equipo. Seguiremos yendo vaya como vaya. Es disfrutar de un deporte que te gusta, unos colores que amas y unos amigos. Siempre quedamos en el mismo bar y a la misma hora, y vamos juntos al estadio. Lo vivimos con mucha intensidad y ganas”, apunta Salvador, cuyo hijo retrata a las claras la fidelidad por la pasión malaguista: “Mi hijo tiene 16 años y no concibe un día en que juegue el Málaga sin ir al fútbol, y vivirlo como lo ha visto siempre en la familia. Es algo que se transmite de generación en generación”.
El Real Valladolid también cuenta con una dilatada historia en el panorama del fútbol nacional. Al estadio José Zorrilla acuden cada jornada de media más de trece mil espectadores, una estimable cifra que ahora con el aforo al cien por cien puede verse incluso incrementada. Y el reflejo de la importancia para los aficionados de poder regresar con prudente normalidad a los estadios son dos aficionados del Real Valladolid que, a su vez, son padre e hijo. Julián y Bruno viven en Marbella y Lanzarote respectivamente y solventan la distancia con largas conversaciones sobre el Pucela.
Ambos han aprovechado unos días de vacaciones para juntarse en Valladolid y acudir juntos a los entrenamientos del equipo de José Rojo Martín Pacheta: "Somos socios de toda la vida a los que nos encanta ir a ver al equipo a cualquier campo. Es algo que se echaba mucho de menos durante la pandemia y que con las mejoras que se han hecho en el estadio da gusto volver a vivirlo desde dentro".
Estos fieles seguidores blanquivioletas están intentando recuperar el tiempo perdido sin haber podido ir a los campos. Estuvieron en Tenerife, irán a Málaga e intentarán acompañar y apoyar al equipo en su larga pelea por el ascenso, para lo cual consideran "clave el apoyo de la afición hasta el último partido".
Igualmente, el Real Sporting puede vanagloriarse de la media de más de doce mil aficionados que cada encuentro registra El Molinón. Arturo Sánchez, vicepresidente de la Peña Isma, lo explica con claridad: “Hay un detalle importante para entenderlo: el Sporting es Gijón y Gijón es el Sporting. Aquí no se concibe un día de partido sin ir a El Molinón. Es una unión del equipo con la ciudad como la que hay con San Lorenzo y San Pelayo”.
El vicepresidente de la Peña Isma resalta que “la afición tenía muchas ganas de volver al estadio tras la pandemia. La vuelta fue tan especial que muchos lloramos de emoción. Después de año y pico sin ir fue como volver a casa por fin otra vez. Tenemos más de dieciocho mil socios. Para la gente de la peña es como un veneno. Si el equipo pierde, sales de El Molinón diciendo que no vuelves más, pero al siguiente partido estás allí”.
Un caso parecido se vive muy cerca, en Oviedo, la ciudad vecina en el Principado de Asturias. El Carlos Tartiere supera los nueve mil aficionados de media por encuentro. Javier Pérez, hasta hace muy poco presidente de la Federación de Peñas del Real Oviedo (APARO), recuerda la vuelta al campo después de la pandemia: “Era como si fuera la primera vez que íbamos al campo. Me llamó la atención la cantidad de aficionados haciéndose fotos. El Tartiere se remodeló durante la pandemia y fue como volver a casa, y con la casa nueva”.
“Al principio fue complicado sin poder comer ni beber por las restricciones, pero poco a poco hemos evolucionado hasta el cien por cien, y nos da mucha alegría. El fútbol es lo principal de nuestra normalidad de vida. Mucha gente viene de los pueblos y nos reunimos todos desde por la mañana en la plaza Pedro Miñor. La previa es algo muy bonito, es convivencia y afición sana”, apunta Javier Pérez.
Canarias es otra de las regiones españolas donde también cuentan con una buena asistencia de público a los estadios. Tenerife y Las Palmas, Las Palmas y Tenerife, cuentan en ambos casos con más de diez mil espectadores de media en sus estadios, lo que da idea de la pasión con que se vive LaLiga SmartBank en las Islas Afortunadas.
Sergio Maccanti, Presidente de la peña Amarillos por el Mundo, fundada en 2014, seguidor de la UD Las Palmas desde niño y abonado desde el año 2000, cuenta sus sensaciones del primer partido en el estadio Gran Canaria tras el regreso del público: “Tuve la suerte de estar allí y fue una sensación muy extraña. El fútbol son abrazos, sonrisas, expresiones de todo tipo... era muy raro. Sin embargo, estábamos allí y eso era una buena señal de que poco a poco estábamos recuperando normalidades. Se nos desprendió de todo. La familia, los amigos, la playa, la naturaleza, ir al estadio, viajar... Todo lo que nos hace vivir”.
Maccanti expone que “ir al estadio es ante todo un momento social: reencontrarnos con la gran familia amarilla. Gracias a mi pasión por este equipo he conocido a gente muy importante en mi vida. La Unión Deportiva somos nosotros, quienes la sentimos, más allá de las clasificaciones que registre el equipo. Adoro ir al Estadio de Gran Canaria y disfruto muchísimo también en los desplazamientos. He recorrido mucho territorio siguiendo a la Unión Deportiva y lo recomiendo a cualquier aficionado”.
En similares términos se manifiesta José Antonio Hernández, presidente de la Peña El Teide del Tenerife: “Ya por fin hemos alcanzado el cien por cien del aforo. Para nosotros ha sido una liberación. Fue difícil porque hasta hace un par de semanas el Heliodoro Rodríguez seguía al cincuenta por ciento de aforo, pero ya han vuelto los bombos y la afición lo vive con más normalidad. Además, estamos muy contentos por la marcha del equipo y eso siempre ayuda”.
Hernández fue durante veinte años vicepresidente de la Peña César Gómez y desde hace cinco preside la Peña El Teide: “Para nosotros el día del partido es una jornada especial y una tradición. Almorzamos cerca del estadio y nos vamos juntos caminando”.
Representan a sus aficiones, pero comparten con otras decenas de miles de aficionados de otros equipos una emoción. La pasión por el fútbol, por la competitividad de LaLiga SmartBank. Algo que guarda un lugar especial en la vida y que se alimenta cada fin de semana principalmente en los estadios. Como este fin de semana, en el que no habrá jornada de LaLiga Santander y todas las miradas se focalizarán en la división de plata del fútbol español.